Cooper (1,86 m, 86 kg), de 27 años, forma parte de la selección australiana que desafiará a Nueva Zelanda en la final del Mundial de rugby el sábado en Twickenham (16h00 GMT).
El internacional, que cuenta con 57 partidos, relevado a un segundo plano por la irrupción de Bernard Foley, verá el encuentro desde la grada. Cooper no ha entrado en la lista de 23 convocados para el partido.
Toulon había anunciado en abril la llegada de Cooper por dos temporadas, procedente de la franquicia australiana de los Queensland Reds. Pero los medios australiano enseguida afirmaron que el apertura renunciaría a este contrato y seguiría en su país.
Según el grupo australiano Fairfax Media, la Federación Australiana (ARU) había firmado un contrato de cuatro años con Cooper, lo que le permitiría representar a su país en los Juegos Olímpicos de Rio-2016, en la modalidad de Rugby Seven.
Fantástico apertura, lleno de talento con el oval en la mano, Cooper se ha ganado una reputación de jugador difícil de dirigir. Fue multado con 46.000 euros por parte de la Federación Australiana a finales de 2012 por calificar el ambiente de los Wallabies como "tóxico".
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