Les dicen 'águilas' pero fallaron en su vuelo rasante por tierras rusas. Es raro que las rapaces equivoquen su presa una vez han fijado su prodigiosa visión en un objetivo concreto, pero los jugadores del Benfica cometieron demasiados fallos en una competición, la Champions, en la que a doble partido un solo desliz puede valer el pase a la siguiente eliminatoria.
No es que el Zenit fuera infalible en el estadio Petrovsky –de hecho regaló los dos goles a los lisboetas-, pero llegó al final del encuentro más entero para superar a un rival aterido por la ola de frío siberiano a orillas del río Neva (3-2). En Lisboa, un hábitat más propicio para el vuelo del águila real del Benfica, Pablo Aimar se encontrará más cómodo para desplegar toda su magia con la pelota al servicio de Cardozo, Rodrigo y Lima.
El encuentro de este martes llega en una semana decisiva para el equipo de Jorge Jesus y, muy posiblemente, lejos del mejor momento psicológico. Un gol de Maicon le dio al Oporto la victoria en Da Luz el pasado viernes y condenaba al Benfica a depender de su rival blanquiazul en la lucha por el título. Para complicar aún más su situación, el Sporting de Braga ahora está empatado a puntos con el conjunto vermelho, que sigue encajando muchos goles en su campo.
Una situación opuesta vive el Zenit, que afronta la vuelta de los octavos de final mientras finaliza en Rusia la pretemporada para el inicio de la Premier League. Llegarán a Lisboa acompañados de una reducida expedición de aficionados que observarán con asombro el vuelo del águila Vitória. El acervo popular dice que si la rapaz da dos vueltas sobre el campo, la victoria será para los locales; si completa un único giro, siempre gana el equipo visitante.
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