El Celtic rememora la batalla de Glasgow

  • Sucedió el 10 de abril de 1974, en el estadio Celtic Park. Allí libró el Atlético lo que todavía se rememora como la "batalla de Glasgow", de la que los rojiblancos salieron con un amplio parte de bajas y los escoceses indignados por la "dureza" del rival.

Jenaro Lorente

Madrid, 13 sep.- Sucedió el 10 de abril de 1974, en el estadio Celtic Park. Allí libró el Atlético lo que todavía se rememora como la "batalla de Glasgow", de la que los rojiblancos salieron con un amplio parte de bajas y los escoceses indignados por la "dureza" del rival.

Era, seguramente, el mejor Atlético de la historia. El que, bajo las órdenes del técnico argentino Juan Carlos Lorenzo, comenzó a superar eliminatorias de la Copa de Europa hasta plantarse en la semifinal, y en la final.

En la penúltima ronda, a los madrileños les tocó en suerte el histórico Celtic de Glasgow. El único club escocés y el primer británico en alzarse con una Copa de Europa. Lo había conseguido en 1967 en Lisboa ante el Inter de Milán.

El Celtic, los "bhoys", era entonces un equipo temible. En 1970 regresó a una nueva final de la máxima competición europa, pero perdió ante el Feyenoord.

En Escocia es legendaria la rivalidad entre el Celtic y el Rangers. Sus enfrentamientos van más allá de lo deportivo. El Celtic, fundado entorno a un comedor de caridad para inmigrantes irlandeses que administraba un sacerdote católico, es por ese motivo el equipo tradicional de los católicos y de los nacionalistas escoceses, mientras que el Rangers pertenece a los protestantes y a los unionistas, que se sienten británicos.

Por eso, el Celtic Park es una olla a presión y el Atlético lo sabía cuando viajó para disputar la ida de la semifinal europea. Y por eso Juan Carlos Lorenzo planteó un partido a la defensiva y mentalizó a sus jugadores para que no se arredrasen.

La prensa escocesa calentó el combate y el mismo día del partido publicó una foto en la que se presumía un "rifirrafe" entre Panadero y Ovejero la víspera. Efectivamente, los dos estuvieron cerca de llegar a las manos en el estiramiento físico que el Atlético efectuó en uno de los salones del hotel de concentración en Glasgow. La tensión por lo que estaba en juego les llevó a ello, aunque el entrenador les obligó a disculparse durante la cena.

El Atlético, que vistió camiseta roja y calzón azul, alineó a Reina; Melo, Ovejero, Panadero Díaz; Benegas, Eusebio; Heredia, Adelardo, Gárate, Irureta y Ayala. Lorenzo dispuso seis defensas para resguardar la portería de Miguel Reina.

El estadio del Celtic se llenó. 73.500 espectadores poblaron sus gradas y compusieron un entorno ensordecedor. Un marco excesivamente hostil para los rojiblancos, que esperaban que el árbitro, el turco Babacan, no se dejase intimidar.

Sin embargo, en el minuto 7 Ayala vio la primera cartulina amarilla por una entrada al cancerbero escocés Connagahn. No fue más que el comienzo. El Atlético finalizó el encuentro con ocho jugadores al ser expulsados el propio Ayala, Panadero Díaz y Quique, que sustituyó a Gárate en el minuto 18 de la segunda mitad.

Tras el partido, hubo agresiones entre jugadores de los dos equipos camino de los vestuarios e, incluso, la policía escocesa se empleó contra los componentes del Atlético.

El partido, jugado un miércoles santo, terminó en refriega. Panadero Díaz propinó una patada en las costillas a Johnstone que le valió la roja y levantó definitivamente la ira del público. El Atlético logró un empate a cero esperanzador para la vuelta, pero se fue de Glasgow increpado, acusado de excesiva dureza.

Lo pagó con seis bajas para la vuelta, con una multa de dos millones de pesetas (12.000 euros actuales) y con la amenaza de la UEFA de expulsarle de las competiciones europeas si el comportamiento de su hinchada no era el adecuado en la vuelta en el Vicente Calderón.

No fue así. El 24 de abril la afición del Atlético reventó el recinto. Hizo vibrar de ánimo a su equipo y exhibió una conducta deportiva. Gárate y Adelardo hicieron el resto. Anotaron los dos goles que plantaron al Atlético en la final de Heysel.

Once años después, Atlético y Celtic volvieron a verse las caras. Esta vez en la primera eliminatoria de la Recopa 1985-86 que los rojiblancos concluyeron, de nuevo, airosos. 1-1 en el Calderón y 1-2 en Glasgow en un partido que se jugó, curiosamente, a puerta cerrada debido a los incidentes acaecidos la temporada anterior en Celtic Park en un encuentro disputado por los verdiblancos ante el Rapid de Viena.

El Atlético llegó a la final de esa edición, pero perdió goleado (3-0) ante el Dinamo de Kiev en Lyon.

El jueves llega otra vez el Celtic, en la Liga Europa de rebote después de la descalificación del Sion suizo. Será el tercer duelo entre ambos conjuntos. El Atlético es favorito, pero el Celtic llega con ganas de revancha. 37 años después, MacNeill, el capitán del 74, lo ha dejado claro. "El Atlético es escoria", ha publicado en su país. La emoción está servida. EFE.

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