El derbi catalán Espanyol - Barcelona fue un partidazo

¡Qué gran partido se vivió en Cornellá-El Prat entre Espanyol y Barcelona! La afición 'perica' tenía ganas de celebrar un 'triunfo' ante su eterno rival y a fe que lo consiguieron, porque empatar en esta liga de dos a Madrid o Barça es toda una victoria.

Y eso que el partido comenzó como suele hacer el Barça: con un paradón de Valdés,salvador como en tantas otras ocasiones, que dio paso a un gol posterior del Barcelona. El Espanyol sufrió una pájara de cinco minutos en los que concedió tres ocasiones claras de gol: una terminó en gol anulado al Barça, otra en gol (el 0-1 de Cesc, otra vez Cesc) y otra en un uno contra uno de Alexis ante Cristian Álvarez que el chileno perdonó.

Pero después de esos minutos para olvidar, los de Pochettino volvieron a la carga. Se plantaron muy serios en el terreno de juego, sin dejar pensar al Barça, cortando sus líneas de pase y provocando errores en las entregas o, cuando menos, obligando a que la circulación del balón entre las estrellas de su rival no fuera lo veloz a lo que está acostumbrado y con lo que rompe las defensas rivales.

Verdú tomó el mando en el centro del campo para los blanquiazules y Sergio García comenzó a desdoblarse en ataque y defensa. El Espanyol no llegaba tanto al área como el Barcelona, pero cuando lo hacía intentaba completar siempre las jugadas con disparos a puerta. Thievy, poco acertado de cara a gol, fue un lastre para los pericos, pero se dejó el alma sobre el campo. Con un partido igualado y con todo por jugarse, Turienzo dio paso al descanso para que todos, jugadores y afición, recargaran pilas.

Partido sin descanso hasta el descuento

No faltó de nada en la segunda parte. Emoción, garra, empuje... el Barcelona pudo sentenciar en alguna de sus llegadas al área de Cristian Álvarez, pero echó de menos, y mucho, la ausencia de Messi. Jugó el argentino, pero pasó tan desapercibido por Cornellá-El Prat que podría haber alargado sus vacaciones unos días y nadie se hubiera dado cuenta.

En el bando rival, Verdú y Sergio García seguían haciendo méritos para su equipo, un Espanyol que quería dar una alegría a su afición y que lo consiguió en el tramo final del partido. Con una afición entregada, con un espíritu en el estadio como el de las grandes ocasiones y con un equipo que creyó en sus posibilidades, Raúl Rodríguez puso un centro desde la derecha, Thievy tocó de cabeza y Álvaro, solo en el segundo palo, empujó a la red ante el delirio de los suyos.

Y en el último minuto, por si fuera poco, Piqué aún tuvo tiempo de lanzar al larguero y Pedro, en el rechace, de estrellar su disparo en la mano de Raúl Rodríguez, aunque Turienzo se comió el penalti. Lo dicho, un partidazo en toda regla.