El espíritu de "My Fair Lady" planea pero no aterriza en Hong Kong

  • Hong Kong.- El hipódromo honkonguense de Shatin ha revivido hoy su cita anual de la elegancia gracias a la carrera de caballos "Ladies' Purse" y, como es tradición, los invitados han dado prueba de su imaginación y humor... y soñado con alcanzar el aura de Audrey Hepburn en el clásico "My Fair Lady".

Hong Kong.- El hipódromo honkonguense de Shatin ha revivido hoy su cita anual de la elegancia gracias a la carrera de caballos "Ladies' Purse" y, como es tradición, los invitados han dado prueba de su imaginación y humor... y soñado con alcanzar el aura de Audrey Hepburn en el clásico "My Fair Lady".

La popular carrera de caballos, una de las más antiguas en el territorio -se remonta a 1846 con la colonización británica-, ha sido el marco de excepción para lucir el complemento estrella: los sombreros.

Hong Kong, a pesar de haber sido territorio de la Corona, no se rinde al complemento que, en cambio, los antiguos moradores lucen con afecto y pasión en una amplia gama de actos sociales.

Razón, sin duda, por la que mujeres británicas y de otras comunidades anglosajonas han dado muestra de menos conservadurismo y más soltura en sus elecciones y que ha llevado a un sinnúmero de damas locales a adquirir su tocado "in situ".

"Hemos desplazado nuestra boutique aquí por un día porque en Hong Kong apenas hay tiendas donde comprar sombreros, se utilizan muy poco, esta es una de las raras ocasiones", aseguró a Efe Magdalene Sek, gerente de Hatquarter, y que hoy, junto con su personal, ha mantenido una actividad frenética para improvisar combinaciones triunfantes y orientar a las más despistadas.

La "Ladies' Purse", a diferencia del Ascot británico, si bien reúne a grandes fortunas del territorio en cada edición, acomoda igualmente a exponentes de la farándula local y a una gran masa de forofos de las carreras, ajenos estos últimos a la etiqueta que recomienda la cita e imperturbables a los cerca de 1.600 euros en premios a los tres mejores sombreros.

No obstante, a todos los honkonguenses les une, como es habitual, la misma pasión: poder apostar legalmente, en este caso en las carreras de caballos, una de las limitadas opciones de juego de las que disfruta el territorio.

Al evento, organizado por el Jockey Club, acudieron unas 10.000 personas, una cifra muy superior a la que registra los domingos el hipódromo de Shatin, que en 2008 fue sede ecuestre de los Juegos Olímpicos de Pekín.

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