El fútbol europeo no es ajeno al drama migratorio de decenas de miles de refugiados que estas semanas están protagonizando la mayor crisis de desplazamientos desde la II Guerra Mundial.
Los clubes y aficionados de Alemania, el principal destino de muchas de estas personas, se han volcado para con ellos y algunos como el Borussia Dortmund, el Werder Bremen, o el Bayern de Münich, ya dieron la bienvenida a todas estas personas años atrás.Algunas de las fotografías que han copado las redes sociales en las que se veían a los aficionados aplaudendo la acogida de refugiados datan de 2013 y 2014.
Los hinchas delAston Villay delSwindon Town, de la cuarta división inglesa,harán lo propio en sus estadios y portarán pancartas y mensajes a favor de la llegada de los solicitantes de asilo, coincidiendo con el anuncio de este viernes deDavid Cameronde acoger a miles de refugiados sirios más.
No es la primera vez que los aficionados del fútbol alemán reivindican derechos y luchas sociales desde las gradas. El referente más claro es el St. Pauli, que ha ofrecido sus instalaciones para acoger a los refugiados, en cuyos estatutos se define como un clubantirracista, antifascista y antisexista. Cuenta con un presidente homosexual y es un referente en el barrio del mismo nombre, ubicado en Hamburgo, de extracción humilde y clase obrera, en el que organizan y colaboran en diferentes actividades solidarias.
El símil más cercano aquí lo tenemos en Vallecas, donde los 'Bukaneros', pese a todo, siguen trabajando por el barrio, con recogida y reparto de juguetes y comida para los más necesitados de la barriada del sur de Madrid, entre otras actividades, además de denunciar a través de las gradas del Rayo Vallecano problemas e injusticias como los recortes, el paro o los desahucios."Bienvenidos, refugiados"
El Borussia de Dortmund fue de los primeros en dar la bienvenida a través de una campaña que lanzó contra el racismo. Un club que consiguió salir hace ocho años de la bancarrota en la que sus anteriores dueños le habían sumido. Ahora, el 90% de la entidad pertence a los socios y bajo el lema 'el fútbol no es un producto, es cultura', se mantiene en la élite,practicando buen juego y manteniendo el romanticismo de un deporte condenado al mercantilismo.
En plena crisis migratoria, el club minero invitó a 220 refugiados al partido de previa de Europa League que disputó contra los noruegos del Odds BK, y que acabó con el triunfó de los alemanes por 4-3 tras una magnífica remontada.
Por su parte, el Bayern Münichlanzó esta semana una campaña solidaria por la cual donará un millón de euros y organizará un campus de entrenamiento para que los jóvenes puedan jugar al fútbol, a la vez que se les impartirá clases de alemán y recibirán servicios básicos.
"Vemoscomo parte de nuestra responsabilidad social ayudar a los niños, los mujeres y los hombres que han tenido que huir de sus países y pasan necesidades", dijo el director general del club, Karl-HeizRummenigge.
El Bayern se ha prodigado bastante en este tipo de iniciativas. Ya el año pasado, aprovechando la disputa de un encuentro de Champions League contra la Roma, el club repartió ropa entre 250 refugiados. En Ucrania también dejó huella de su solidaridad cuando, en el marco de un partido contra el Shakthar Donetsk,costeó las operaciones de una treintena de niños heridos durante la guerra civil que castiga al país desde hace ya algo más de un año.
Lo cierto es que la actitud de gran parte de la sociedad civil alemana ha sido ejemplar, movilizándose y organizando campañas solidarias para recibir de la mejor manera a las decenas de personas que llegan cada semana al país.
Sin embargo, al otro lado, la extrema derecha se ha dejado sentir, protagonizando hasta 200 ataques racistas en los primeros seis meses de 2015, además de los registrados en las últimas semanas, cuando grupos neonazis, al grito de "¡fuera extranjeros!", atacaron varios centros y edificios donde habían sido cobijados los refugiados y sus familias."Tenemos el deber de hacer algo contra la xenofobia"
Ya fuera por escasez de miras, nulo compromiso social y político o simplemente indiferencia hacia el mundo que les rodea, el mundo del deporte de alto nivel y sus profesionales, salvo honrosas excepciones, ha preferido casi siempre mirar para otro lado y no posicionarse en cuestiones de calado. La crisis migratoria parece haber removido conciencias.
Algunos de los jugadores de la cada vez más multicultural Selección Nacional Alemana han protagonizado un vídeo manifestando su rechazo a la violencia y la xenofobia. Campañas, que pese a todo, son bastante comunes entre los futbolistas, cuya posición a nivel global debería servir para el bien el común, haciendo pedagogía sobre asuntos sociales que conciernen a todos.
"Somos personajes públicos, tenemos el deber de hacer algo contra la violencia y la xenofobia. Como uno de los países más ricos del mundo estamos en la posición de ayudar", afirma Toni Kroos, quien ocupa espacio en el vídeo junto a sus compañeros Bastian Schweinsteiger,Ilkay Gündogan yMesut Özil, de origenes turcos, y Jérôme Boateng, cuyo padre es de Ghana.
"Mis padres y yo sabemos exactamente cómo de grande es el corazón de los alemanes.En su momento nosotros vinimos de Polonia y nos recibieron con los brazos abiertos. Debemos ayudar a las personas en situaciones de emergencia, cada uno como pueda", dijoLukas Podolski, quien junto aMario Götzey otros tantos, se han unido a una campaña del diario 'Bild' en la que otras 100 personalidades del país muestran su apoyo a todas aquella personas que como Aylan y su familia huyeron buscando una vida mejor.
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