El Iniesta más cercano: así le ven las personas que mejor le conocen

La visita de Andrés Iniesta a Albacete se ha convertido en todo un acontecimiento en la ciudad castellano manchega. La selección se enfrentará a Georgia en el Carlos Belmonte y ninguno de sus paisanos se lo quiere perder.

Desde que la selección ha llegado a Albacete, Iniesta ha recibido todo tipo de homenajes y es el auténtico foco de atención. Las personas que le rodean se han mostrado orgullosos de conocerle.

Su padre: "Cuando aprendió a andar le dí un balón"

"Fuentealbilla es el pueblo de toda la familia, todos hemos nacido aquí y aunque Andrés lleve muchos años en Barcelona aquí es donde tiene sus raíces y es muy bonito que se acuerde esta es su tierra, asegura José Antonio Iniesta.

"Aunque no lo parezca, era un poco travieso" y su padre ya le veía con futuro. Jugaba en el equipo del pueblo y quería que alguien siguiera sus pasos: "Empezó a jugar al fútbol desde el día que aprendió a andar. Cuando nació yo le compré un balón y unas botas y desde que se puso de pie por primera vez le puse un balón en los pies y lo chutó".El abuelo: "Transformé el bar en una peña barcelonista"

"Andrés de niño era muy bueno. Creció en un parque que teníamos en el salón de casa y se entretenía con cualquier cosa que le dábamos era muy juguetón".

Su abuelo contaba una anécdota que da fe del carácter afable que siempre ha tenido Andrés. "Aquí en el pueblo había, recuerdo, un chico más grande que pegaba a los niños pequeños, pero a Andrés no lo hacía nada, era su amigo y jugaban juntos.

"Tenía un bar aquí, era de toda la familia y ahora es la peña barcelonista de Fuentealbilla. Yo tenía un montón de periódicos guardados cuando hablaban de Andrés. Aquí los usé para empapelar las paredes con las fotos de Andrés"El profesor: "En los recreos siempre jugaba al fútbol"

Fue su tutor en quinto y sexto de primaria, justo antes de que se marchara a Barcelona. "Era un chico que no daba ningún problema, muy amigo de sus amigos y respetuoso con sus compañeros. De hecho era difícil verle enfadado o metiéndose con algún compañero. Nada de eso y en los recreos siempre jugando al fútbol.

Era tal su pasión que le conseguimos un horario especial para que pudiera ir a Albacete a entrenar sin que perdiese clase. Pusimos la hora de Educación Física al final de la mañana". Y añade algo sobre su carácter: "Era un poco tímido y retraído, le costaba destacar dentro del grupo, no le gustaba, pero trabajaba muy bien en grupo y tenía iniciativa".