Sábado, 12:45 horas (una más en España) a las afueras de Liverpool. La tribuna de The Kop ya no es el "yellow Mersey " de antaño, pero las gargantas, con un par de cervezas en el cuerpo, entonan como siempre, como desde hace 25 para recibir a un rival que en un cuarto siglo les ha robado el papel hegemónico. Es la cuarta ronda de la FA Cup.
Éste es el primer año que el Manchester United comanda en solitario el palmarés de la Premier League -19 por 18 del Liverpool- y su primera visita de la temporada a Anfield Road, el pasado mes de octubre, estuvo marcada por el incidente racista entre el delantero uruguayo Luis Suárez y el internacional francés Patrice Evra. Un sórdido asunto que alcanzó mayor trascendencia que el empate a uno de aquel partido.
Después de dos meses de comparecencias e investigaciones, la FA decidió sancionar al jugador del Liverpool con ocho partidos de sanción. Sin el goleador charrúa, el Liverpool se ha encomendado a Bellamy, Carroll y a un rejuvenecido Gerrard en el arranque del año, aunque a pesar de de haber conseguido esta semana el pase a la final de la Carling Cup tras eliminar al Manchester City, cada vez son más las voces contrarias a la gestión de Kenny Dalglish en el banquillo 'red'.
A 50 kilómetros, las cosas marchan sobre ruedas en el United. Pasado el terrible trago de la eliminación en la Champions, se concentran en acechar al City en la liga, hundiendo por el camino al Arsenal en la última jornada. De la mano de Giggs y del renacido Paul Scholes, los de Sir Alex Ferguson viajan a Liverpool con la intención de que no haya necesidad de repetir el partido en Old Trafford.
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