El Valladolid se apunta al suspense de la última jornada

  • Valladolid.- El Real Valladolid lleva tres años consecutivos jugándose la permanencia en Primera el último día y esta temporada, a pesar de que la Liga precisa pocos puntos para seguir acogiendo a los modestos, también habrá de esperar a la jornada treinta y ocho para certificar su continuidad entre los más grandes.

El Valladolid se apunta al suspense de la última jornada
El Valladolid se apunta al suspense de la última jornada

Valladolid.- El Real Valladolid lleva tres años consecutivos jugándose la permanencia en Primera el último día y esta temporada, a pesar de que la Liga precisa pocos puntos para seguir acogiendo a los modestos, también habrá de esperar a la jornada treinta y ocho para certificar su continuidad entre los más grandes.

El equipo vallisoletano ha venido opositando al descenso las dos últimas campañas, pero siempre supo rentabilizar sus puntos para acabar salvándose en la última jornada, lo que le ha convertido en un especialista en vivir situaciones críticas.

Sendos empates el último día ante el Recreativo y el Betis (1-1) salvaron al equipo del descenso "in extremis" de la mano de José Luis Mendilibar. Sin embargo, este año es muy distinto porque en esa última jornada aguarda el FC Barcelona y además, jugándose el título de Liga.

Si en temporadas anteriores el Real Valladolid se había agarrado al catecismo de Mendilibar, este año ha vivido un año marcado por los diferentes estilos de juego como consecuencia de los tres entrenadores que ha tenido.

Con José Luis Mendilibar el equipo presionaba muy arriba, un sistema que dio buenos resultados en Segunda, pero en Primera División los defensas rivales tiene más calidad y es mucho más difícil "ensuciar" su salida de balón así que el Valladolid recibía goles con muchísima facilidad, sobre todo "a la contra".

En definitiva, un estilo que había sido "productivo" en Segunda División no funcionó tan bien en la máxima categoría como consecuencia de la superior calidad de los rivales, aunque mientras el equipo mantuvo la concentración y el ritmo físico también supo sacar partido al "libreto" de Mendilibar.

Con Onésimo Sánchez, que cogió en febrero las riendas de la plantilla, el equipo vallisoletano trató de jugar "al toque", algo para lo que tampoco estaba especialmente dotado al contar con pocos jugadores creativos, aunque en algunos partidos dio buenas sensaciones.

Por su parte, Javier Clemente ha decidido aprovechar la envergadura del angoleño Manucho para practicar un juego directo que está dando buenos resultados, sobre todo defensivamente ya que a un equipo que era de los más goleados de la categoría apenas le hacen ocasiones de gol.

No obstante, los errores arbitrales, la fragilidad defensiva durante la primera vuelta, la falta de gol en la segunda ronda y algunas lesiones de larga duración, como las de Álvaro Rubio y Sisi, han vuelto a dejar al Real Valladolid a merced del destino y con los deberes sin hacer el último día.

Tal vez la situación hubiera podido salvarse en algunos tramos de la segunda vuelta si la plantilla no hubiera estado sumida en un estado de ansiedad y de falta de carácter competitivo. Además, el equipo está pagando los 16 puntos recolectados durante la primera ronda del campeonato, muy pocos para intentar "huir de la quema" sin sobresaltos.

Y es que con la marcha de José Antonio García Calvo, el Valladolid ha sido mucho más permeable atrás y ha acusado falta de aplomo o de experiencia. Esa falta de experiencia, a la que anoche aludía Javier Clemente, no solía darse con el defensa madrileño sobre el campo, al mando de la operaciones.

García Calvo fue el cuarto jugador veterano, avezado y curtido que abandonó la plantilla al termino de la pasada temporada dejándola desprovista de referencias y de carácter en el vestuario. A pesar de todo, el equipo depende de sí mismo la última jornada para seguir entre los grandes. Es el más difícil todavía.

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