Fernando Vázquez cumple un año de emociones en el Deportivo

  • Fernando Vázquez celebra hoy un año de emociones en el Deportivo, al que se atrevió a entrenar con una misión casi imposible en el campo, con el equipo en puestos de descenso, mientras en los despachos llevaba un mes en concurso de acreedores y la afición estaba tensa.

Carlos Alberto Fernández

A Coruña, 11 feb.- Fernando Vázquez celebra hoy un año de emociones en el Deportivo, al que se atrevió a entrenar con una misión casi imposible en el campo, con el equipo en puestos de descenso, mientras en los despachos llevaba un mes en concurso de acreedores y la afición estaba tensa.

"Estoy emocionado, siempre se me dio bien revivir equipos", comentó Vázquez en su presentación. Horas antes, su teléfono había sonado para recibir la llamada del Deportivo, que se había quedado sin el portugués Domingos Paciencia, su segundo entrenador de la temporada.

El gallego, que llevaba casi seis años sin dirigir a un equipo, al margen de los encuentros en los que había preparado a la selección gallega, aceptó la arriesgada propuesta del Deportivo tras haber entrenado a su eterno rival, el Celta de Vigo.

La afición de Riazor todavía recordaba las carreras de Vázquez por la banda cuando estaba al frente del Compostela, el equipo al que impulsó y que también le dio caché en una relación de simbiosis en la década de los noventa.

No habían gustado aquellos saltos del entrenador para celebrar sus goles como rival del Deportivo, pero se empezaron a desear cuando asumió su cargo en el banquillo del club coruñés.

No empezó bien en el campo, pero contagió a la grada su convicción y su energía, también a los jugadores, y el deportivismo empezó a creer en sí mismo, en sus posibilidades de lograr una permanencia que parecía utópica.

Incorporó el 'Sí, se puede' al conjunto coruñés y empezó la remontada, incluso salió de los puestos de descenso de forma milagrosa, pero cuando la salvación empezaba a ser una opción real, se desinfló en las últimas jornadas.

Y aunque llegó a la cita decisiva, ante la Real Sociedad, con la permanencia en su mano, fue derrotado y consumó, en la orilla, el descenso a la Liga Adelante.

No importó aquel traspié, el Deportivo era otro equipo, la afición estaba enganchada, y Augusto César Lendoiro le renovó: dos años con la opción de un tercero en el caso de que lograra llevar al equipo a la Liga BBVA.

Al técnico no le echó hacia atrás que el equipo tuviera que desmantelarse en su lucha por la supervivencia hasta el punto de que el 31 de julio su futuro estuvo en el aire por la deuda con la plantilla.

Aquel día, Vázquez acudió al despacho de abogados donde el Deportivo jugaba, quizás, el encuentro más importante de su historia porque un descenso administrativo le habría llevado a la liquidación.

El Deportivo superó aquella enorme piedra en el camino, pero las aguas siguieron bajando turbias y el último día del mercado de fichajes Lendoiro le recriminó que no hubiera presionado a los administradores concursales para incorporar al delantero que ansiaba para reforzar una plantilla escasa.

Con esa nómina reducida de jugadores, inició la temporada en la Liga Adelante, construyó al equipo desde la solidez defensiva y, sorprendentemente, con mucho mérito, le llevó a la primera posición de la clasificación.

La situación institucional siguió convulsa, el club vivió un proceso electoral por primera vez en 25 años, el presidente que llevaba todo ese tiempo en el cargo, Augusto César Lendoiro, retiró su candidatura a la reelección en diciembre, y el equipo completó un mes pobre en el campo, con cinco encuentros sin ganar que le hicieron perder el colchón de puntos y el liderato.

Lo recuperó una jornada después, cuando reaccionó, y lo mantuvo en el siguiente encuentro, ya con aire fresco en la plantilla, que se reforzó con el chileno Bryan Rabello, el costamarfileño Ibrahim Sissoko, el portugués Diogo Salomao, Alberto Lopo y José Verdú 'Toché', pero perdió a su referencia, el argentino Juan Emmanuel Culio, al brasileño Kaká Bezerra y al luso Carlos Wilson 'Rudy'.

Con esos mimbres, el técnico no ve el futuro "chupado" en la categoría, pero sí admite su condición de favorito, algo que debe cumplir en el terreno de juego, donde cayó el domingo en Murcia, cedió el liderato y el próximo fin de semana se enfrentará al Sporting de Gijón en un encuentro de candidatos al ascenso.

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