Final Copa del Rey 2012: la chapuza nacional del césped del Vicente Calderón

Jorge Ramírez Orsikowsky

La final de la Copa del Rey, el partido que cierra la temporada, la fiesta del fútbol... Y el césped da la nota desafinada. Verde, recién replantado, pero inestable, poco arraigado, con facilidad para levantarse. Es increíble que en un encuentro de estas características, con dos equipos como Athletic y Barcelona jugándose un título, falle otro protagonista imprescindible, pero nadie pensó en ello... O no quiso pensar, porque el desastre se veía venir de lejos.

Cronología de un desastre

La primera opción para la final fue el Santiago Bernabéu, elegido por los dos finalistas por su aforo y situación. Sin embargo, el Real Madrid no cedió su estadio porque tenía programadas unas obras en el mismo, y entonces hubo que buscar otro campo. No había mucho tiempo, pero costó llegar a un acuerdo. La Cartuja de Sevilla, Mestalla en Valencia... La decisión final: se jugaría en la capital de España, pero en otro recinto deportivo.

Los que eligieron el Vicente Calderón como escenario de la final sabían que cinco días antes del partido había un concierto de Coldplay. Como todo el mundo sabe, los conciertos suelen dejar la hierba bastante castigada, y esta vez no fue la excepción. 55.000 saltando al ritmo de la música, el gigantesco escenario situado en la portería del fondo norte... Así que la solución era replantar el terreno de juego en tiempo récord para la disputa de la final, pero las prisas nunca son buenas, y con el césped, menos. Así ha pasado en esta ocasión. ¿Tapete verde o trampa? Salió lo segundo.

Normalmente, los equipos replantan sus campos de juego en vacaciones para que la hierba tenga tiempo de asentarse y esté en perfectas condiciones. Si lo tienen que hacer durante la temporada, lo hacen cuando ese fin de semana juegan fuera de casa, para cambiar los tepes con rapidez y que la hierba tenga casi dos semanas de descanso antes de ser estrenada.

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