Se acabó la maldición. Catorce años después el Atlético de Madrid ganó al Real Madrid y en un escenario inmejorable: en la final de la Copa del Rey y en el Santiago Bernabéu. Los rojiblancos supieron sufrir y supieron manejar el partido desde la defensa y desde el control. Ni siquiera el gol inicial de Ronaldo despistó a un Atleti al que también acompañó la suerte del campeón.
Ya se intuía desde el principio que el partido no rodaba sobre los raíles de la normalidad. El Madrid, por aquello de saberse superior y jugando en casa, comenzó mandando y dominando. Con Alonso, Modric y Özil en el campo, no era para menos. Los blancos encerraron a sus vecinos del Manzanares durante quince minutos, tiempo que tardó Cristiano en estrenar las redes de las porterías.Los goles cambian a los equipos
El luso saltó más que nadie para rematar un córner botado por Özil. Antes se encargó de ganarle la posición a Godín, que estuvo demasiado flojo. El partido, entonces sí, seguía el cauce que tanto el optimista seguidor blanco, como el pesimista rojiblanco, podían contemplar antes del encuentro.
Pero el Madrid mutó. Marcó el gol y se encerró en su campo. Los de Simeone aprovecharon el regalo para acercarse hasta un Diego López que apenas se manchó los guantes en el primer tiempo; ni siquiera en el gol de Diego Costa, previa jugada espectacular de Falcao.
El colombiano controló en el medio, se fue de Albiol y le metió el pase en profundidad a Diego Costa, que corrió y batió a Diego López con un tiro cruzado. Y, cuando parecía que el Atlético podía seguir atacando, se echó para atrás, imitando lo que habían hecho los blancos minutos antes.
Con el esférico en poder, mayoritariamente, del Madrid empezó el concurso de 'tiro al palo' del Madrid. Özil en la primera parte y Ronaldo, Modric y Benzemá, en la segunda, enviaron el balón a la madera. Parecía que la suerte se aliaba, por fin, con un Atlético que empezaba a salir de la UVI, del apartado de 'pupas'.
Así, con ambos equipo agotados hasta la extenuación, se llegó a la prórroga. El plan de Simeone seguía quemando etapas. Sólo quedaba asegurar la portería sin cometer errores y aprovechar las pocas ocasiones que se tuviesen.
Y, a la primera, llegó el gol. Joao Miranda entró al palo corto y remató un centro de Gabi, convirtiéndose en el futurible héroe que el hincha rojiblanco llevaba esperando quince años. Diego López llegó tarde y no pudo evitar el gol. Quedaban veinte minutos para que el Bernabéu se tiñera de rojiblanco.Entre los palos y Courtouis
El Madrid lo intentó todo. Benzemá disparó al palo y Juanfran salvó bajo palos un tiro claro de Özil. Courtois, convertido ya en santo atlético, también evitó un gol cantado del alemán en los minutos finales. Higuaín y Di María, que jugaron la media hora de la prórroga, tampoco pudieron batir al cancerbero francés.
Ante tal panorama, el Madrid acabó desesperado, literlamente. Mourinho ya fue expulsado durante el tiempo reglamentario. El mismo camino siguió Cristiano Ronaldo en el minuto 117, tras golpear con los tacos en la nariz a Gabi. Entonces se desencadenó una pequeña tangana en el césped, que acabó sin mayores consecuencias.
Diego López, a la desesperada, lo intentó en el último minuto subiendo a rematar una falta lateral; pero la Copa tenía ya nombre. Y no era otro que el de un Atlético que, quince años después, acababa con la maldición ante el Madrid ganándole en la final de la Copa del Rey en su propio estadio. Mejor, imposible.
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