Florentino desmantela el clan holandés que construyó Ramón Calderón

  • El último ha sido Van der Vaart, pero antes salieron del Real Madrid Drenthe (cedido), Sneijder, Robben, Huntelaar y Ruud Van Nistelrooy. Los seis holandeses que llegaron bajo el mandato de Ramón Calderón han salido uno por uno tras la llegada de Florentino Pérez. ¿Casualidad?
A Florentino Pérez no le gustan los holandeses
A Florentino Pérez no le gustan los holandeses
Óscar Rodríguez

No sabemos si a Florentino Pérez le gustan los tulipanes, los quesos o los típicos zuecos holandeses, pero lo que está claro que no le gustan los futbolistas de los Países Bajos. De otra manera, no tiene mucha explicación que desde su llegada a la presidencia del Real Madrid el 1 de enero de 2009, haya despachado a los seis jugadores holandeses que formaban parte de la plantilla blanca.

Durante los dos años y medio del controvertido mandato de su predecesor, Ramón Calderón fichó junto a su director deportivo Pedja Mijatovic a seis futbolistas nacidos en Holanda. El primero fue Ruud Van Nistelrooy, que a sus 30 años dejaba el Manchester United a cambio de 15 millones de euros para ser el delantero centro de Fabio Capello.

Una temporada después llegaron Wesley Sneijder, procedente del Ajax y que se llevó 25 millones por la operación; Arjen Robben, estrella del Chelsea que engrosó en 36 millones su cuenta de euros; y Royston Drenthe, un prometedor futbolista del Feyenoord (13,5 millones) que venía abanderado por el cartel de mejor futbolista de la Eurocopa sub 21.

Al comienzo del curso 2008-2009, aún con Bernd Schuster en el banquillo blanco, Calderón firmó a Rafael Van der Vaart, holandés del Hamburgo y con ascendencia española por 13 millones. No fue el último, ya que antes de su dimisión el 16 de enero de 2009 en medio de un gran escándalo, el todavía presidente madridista contrató a Klaas-Jan Huntelaar, un espigado delantero centro que venía a acompañar a Raúl. Su coste: 20 millones de euros al Ajax.

Florentino Pérez les mandó a todos de vuelta.

El primero en salir fue Huntelaar, que sólo pasó seis meses en la Liga. El Milan pagó 15 millones por él, aunque sólo 8 acabaron en las arcas blancas a causa de una curiosa cláusula. El resto se lo llevó el Ajax. El delantero pagó los errores de la dirección deportiva, que le ficharon junto a Lass Diarra para fortalecer al equipo en Champions, pero que sólo pudo inscribir a uno por las normas UEFA que el club desconocía. Se eligió al francés y se sentenció al tulipán.

Tras él se marcharon Wesley Sneijder y Arjen Robben, pese a que Manuel Pellegrini pidió públicamente que ambos se quedaran. Lo decía con conocimiento de causa: Robben jugó la final de la Champions con el Bayern (por 22 millones de euros) y del Mundial.Y Sneijder se salió: ganó Liga, Copa y Champions con el Inter (a cambio de 18 millones) y fue finalista del Mundial. Tremendo ojo el del Madrid en ambos casos. En Navidad abandonaba el barco Van Nistelrooy, renqueante de sus lesiones, y que necesitaba minutos para ganarse un puesto con vistas a Sudáfrica: se fue gratis al Hamburgo y ahí sigue goleando un año después.

Tras la primera temporada de Florentino en su regreso, y con cero títulos tras su regreso un año antes, aún quedaban dos holandeses en el equipo y esperó al último día del mercado de fichajes para empaquetarlos. A Drenthe le mandó cedido a Alicante para que en el Hércules demuestre lo que no ha podido hacer en el Bernabeú. A Van der Vaart le buscó salida en el Tottenham inglés a cambio de unos míseros 11 millones de euros, una cantidad que, como en el caso de Robben y Sneijder, parece ridícula dada la calidad del futbolista en cuestión y el cartel que tiene en Europa.

El resumen: Ramón Calderón fichó seis holandeses a cambio de 122,5 millones de euros. Florentino Pérez ha traspasado a cinco futbolistas holandeses (y cedido a otro) por 59 millones de euros. Al Real Madrid le ha costado la broma 63,5 millones, o lo que es lo mismo, diez mil quinientos millones de pesetas. Casi nada.

La anécdota, que siempre hay alguna, viene de parte de los negocios de Florentino Pérez, que confirman su aversión por todo lo que parezca color naranja. Su primera decisión cuando ACS compró Dragados en abril de 2002 fue vender HBG, una empresa holandesa que Dragados había comprado en febrero de ese mismo año. Que en la operación se perdieran por el camino 41 millones de euros no debió importarle mucho al presidente del Real Madrid. Era holandesa. No la quería.

Mostrar comentarios