Una cadena de lesiones ha mantenido a Steve Gerrard alejado de los terrenos de juegos prácticamente desde el pasado mes de febrero. Una lesión en la ingle, de la que tuvo que operarse y de la que posteriormente volvería a recaer en un entrenamiento, le martirizó hasta hacerle tirar la toalla y dar por perdida la temporada 2010-11.
Sus esfuerzos por regresar tras el verano no dieron sus frutos, y la mala fortuna se cebó con el capitán 'red' cuando una infección de tobillo volvió a frenar su regreso. No sería hasta el "Boxing day", al gran fiesta navideña en el fútbol inglés, cuando el Gerrard volvió a sentirse futbolista jugando unos minutos ante el Blackburn.
Quienes más han echado de menos a Gerrard, además del mítico Anfield Road, han sido el propio Dalglish y sus compañeros. Su ausencia en el centro del campo se ha antojado inabarcable, tanto en liderazgo como a la hora de crear juego. Y con su regreso se ha hecho más evidente que era la pieza que necesitaba este Liverpool para dar el paso adelante.
Como ya sucediera con Henry el pasado lunes, su vuelta está siendo la soñada. Volvió a la titularidad contra el Oldham el pasado viernes en la FA Cup y contribuyó con un tanto a la goleada (5-1). Este miércoles, contra el equipo más poderoso del fútbol británico en la actualidad, el líder de la Premier League y en su propio estadio, Steve marcó desde el punto de penalti el gol de la victoria.
El Liverpool ha recuperado a su capitán, y con él, la confianza y la certeza de que esta temporada todavía pueden hacer algo grande. Queda que el Manchester City devuelva la visita, y jugar con el Manchester United en copa, pero ya nadie duda a orillas del Mersey, y eso es gracias a Gerrard, que existen opciones de volver a levantar un título.
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