Irlanda se crece como nuevo líder del críquet

  • Ni los irlandeses sabían que su equipo se encontraba jugando la Copa del Mundo de Críquet. Pero la victoria ante la invencible Inglaterra ha dado a Irlanda una nueva perspectiva de futuro. Todo es posible, incluso aquello en lo que menos confiamos. Una inyección de optimismo a las castigadas sociedad y economía irlandesas.
Una inyección de optimismo a la castigada sociedad irlandesa.
Una inyección de optimismo a la castigada sociedad irlandesa.
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Conor O'Clery, Dublín (Irlanda) | GlobalPost

El juego del críquet es una de las cosas que distinguen a Inglaterra de Irlanda. Los ingleses lo juegan; los irlandeses, no (al menos no demasiado). Los ingleses son los gigantes profesionales de ese deporte; los irlandeses son aficionados, que luchan por salir adelante en un país en donde muchos asocian el críquet con la ocupación británica.

Así que las posibilidades de que Irlanda gane a Inglaterra en este deporte son, digamos, tan remotas como... bueno, como que Irlanda gane a Inglaterra en el críquet.

Pero todo eso ha cambiado durante la celebración de la Copa del Mundo de Críquet 2011 en la ciudad india de Bangalore, allí ocurrió lo inimaginable: Irlanda arrolló a la selección inglesa.

Hasta que trascendió esta insólita noticia, la mayor parte de la gente en Irlanda ni siquiera sabía que la selección estaba participando en el campeonato. Pero derrotar a Inglaterra el 2 de marzo en su propio deporte ha inyectado una dosis de júbilo colectivo a todo el país que permite aparcar de momento la depresión causada por la demoledora situación financiera.

La victoria ha hecho aún más: los jugadores de críquet irlandeses han pasado de ser "británicos del oeste" (como algunos les llamaban despectivamente) a héroes nacionales. Aubrey Fennell, un vecino de Carlow, lo describe de manera elocuente en una carta remitida al Irish Times: "He sufrido abucheos y burlas por mi pasión que no me atrevo ni a mencionar. Después de la histórica victoria del miércoles ya puedo salir y decir que soy un irlandés que adora el críquet".

El héroe del partido, Kevin O'Brien, forma parte de ese pequeño grupo de irlandeses apasionados por el "juego de los caballeros". Dejó aturdido e intrigado al equipo inglés en India cuando logró el century [más de cien carreras en una sola entrada] más rápido en la historia de la Copa del Mundo de críquet, con su pelo teñido de rosa como apoyo a una asociación de lucha contra el cáncer.

"Supongo que derrotar al viejo enemigo ha sido más dulce que cualquier otra cosa", asegura su padre, Brendan O'Brien, que en su día fue capitán de la selección irlandesa de críquet.

La noticia ha ocupado la portada de todos los periódicos irlandeses, y la presidenta Mary McAleese llamó a los jugadores a Bangalore para felicitarles por su hazaña. El primer ministro electo Enda Kenny aseguró a su vez que esta victoria impensable demuestra que "con autoconfianza, lo que parece imposible se puede volver posible". Esta es la premisa que los votantes que dieron la victoria al Fine Gael el pasado 25 de febrero creen que empleará el nuevo líder irlandés para superar la crisis de deuda nacional.

En ese sentido se expresó también el árbitro internacional de rugby y ex jugador de la selección irlandesa de críquet Alan Lewis. "La Irlanda corporativa debería de venir y copiar todo lo que han logrado estos 15 chicos", dijo Lewis, quien admitió en la BBC haber llorado de alegría al ver cómo el equipo débil ganaba a su arrogante oponente inglés. "Han demostrado lo que es el espíritu de lucha, cómo se gana y se aprovechan las capacidades al máximo siendo un país pequeño".

El críquet se juega en Irlanda desde hace siglos, pero durante el siglo XX fue marginalizado, en gran medida por la prohibición de practicar "juegos extranjeros"  (hasta 1971) por parte de la Asociación Atlética Gaélica, encargada de gestionar los deportes nacionales del fútbol gaélico y el hurling. Otros países colonizados por Gran Bretaña como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán e India convirtieron el críquet en su deporte nacional, pero Irlanda optó por desarrollar sus propias disciplinas como una forma de expresar su identidad nacional.

Con las relaciones bilaterales equilibradas por primera vez desde la Guerra de la Independencia de 1919-1921, el antiguo estigma del críquet está desapareciendo rápidamente, y con los acontecimientos de estos días la posibilidad de que Irlanda se convierta en una potencia mundial del críquet ya no parece algo remoto.

"Si se pudiese embotellar el espíritu del equipo irlandés, se podría vender tan bien como la [cerveza] Guinness o Bushmills", aseguraba Dileep Premachandran, director asociado de la principal página en internet dedicada al críquet, ESPNcricinfo. Recordando el valiente despliegue de juego de Ghana en el Mundial de Fútbol del año pasado, el periodista deportivo cree que la victoria de Irlanda supone la llamada de atención que necesitaba el críquet internacional: "Abraza, no alejes. Alimenta, no destruyas".

Para  quienes no lo conozcan, el críquet es un deporte en el que juegan dos equipos de once jugadores cada uno, que se turnan en defender a un bateador frente a un lanzador mientras tratan de anotar carreras. Inglaterra había bateado primero en Bangalore, con un excelente resultado de 327.

Cuando habían eliminado a cinco de los jugadores irlandeses en tan sólo 111 carreras, parecía que iba a ser un paseo para el equipo inglés, que acababa de ganar a otro gigante internacional, la selección de Australia. Pero la intervención estelar de O'Brien acabó dándole un vuelco al marcador y la victoria a su selección.

Cuando regrese a casa al término del torneo, el jugador puede estar seguro de que habrá una muchedumbre esperándole en el aeropuerto de Dublín, el fervor equivalente al desfile de los ganadores por la Quinta Avenida de Nueva York. Si fuese posible en Irlanda, O'Brien sería sin duda nombrado caballero.

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