Juan Manuel Fangio, cien años inolvidables

  • Venerado en todo el mundo, carismático y, por encima de todo, veloz, muy veloz. Este 2011 se conmemora el centenario del piloto argentino, pentacampeón de Fórmula 1.
José Martínez

En la vida de toda persona y, por ende, de todo deportista, hay momentos que marcan la diferencia. En el caso de Juan Manuel Fangio, la muerte le buscó dos veces al volante, camino de la leyenda. El piloto de Balcarce la esquivó por azar, pero siempre estuvo ahí. Sobrevivió a la época más peligrosa de la Fórmula 1 -18 muertos en los 8 primeros años- y descansó eternamente en 1995.

Fangio nace en 1911 y ya desde joven coquetea con el fútbol. A ese deporte queda ligado por siempre su apodo, 'chueco', por sus piernas arqueadas. Pero al joven Juan Manuel le apasiona la mecánica, sueña con ser piloto. El hijo del albañil Loreto Fangio y de Herminia Déramo estudia y trabaja hasta que consigue fundar su propio taller. Y, en 1936, bajo el seudónimo de "Rivadavia", debuta como piloto en el coche de un amigo.

Su Balcarce natal se le queda pequeño y en los años 40 vuela por las pistas de tierra de Argentina. Dos veces campeón del Turismo Carretera, siempre a lomos de un Chevrolet, en la larguísima carrera Buenos Aires – Caracas – Buenos Aires el cansancio le vence y vuelca su coche en Huanchasco, cerca de Lima. Su copiloto, Daniel Urrutia, sale disparado del vehículo y fallece; él queda ileso.

La conquista de Europa comienza en 1949 de la mano de Maserati. Con 38 años, Fangio debuta victorioso en el Gran Premio de San Remo. Un año más tarde Alfa Romeo llamará a su puerta y, con tres victorias, se quedará a un paso del campeonato. Solo tres puntos le separaron del legendario Nino Farina. El 28 de octubre de 1951, en el circuito barcelonés de Pedralbes, el piloto argentino conquista el primero de sus cinco mundiales.

Un casco rudimentario, una simple chichonera de cuero, le salva la vida en Monza. El 'chueco' conduce 900 kilómetros desde París para poder correr en la Fórmula 2. De nuevo, aparece el cansancio. Su Maserati volcó en la curva Lesmo y Fangio salió volando. Estuvo más de medio año con el cuello enyesado, pero con la ilusión por seguir corriendo intacta. Y mantuvo la sangre fría suficiente para que su primera victoria en la máxima categoría tras el accidente fuese en el óvalo del circuito italiano.

En 1954 se inició su época dorada, primero con el famoso Maserati 250 F, al que cambió a mitad de temporada por la histórica "flecha de plata", el Mercedes W196 con el que también cabalgó el británico Stirling Moss. Solo el espeluznante accidente en las 24 horas de Le Mans fue capaz de romper una alianza imbatible. Mercedes se retiró de las competiciones del motor al acabar 1955 y Fangio, ya tricampeón del mundo, sumó al año siguiente un nuevo título con Ferrari. Fue su temporada más difícil, marcada por la fría relación con Enzo Ferrari.

Nadie ha conseguido ganar el mundial con cuatro marcas distintas. Nadie, excepto Juan Manuel Fangio. Regresó a Maserati con una exhibición para la posteridad en el infierno del Nordschleife. Remontó 51 segundos a la veloz dupla de Ferrari –Hawthorn y Collins- y batió 10 veces el récord de esa terrible pista para ganar la carrera y el mundial. Su quinta corona. Solo el monopolio de Michael Schumacher y Ferrari pudo superar su hegemonía casi medio siglo más tarde.

200 carreras a lo largo de su vida, cinco títulos mundiales y el mejor porcentaje de victorias de toda la Fórmula 1, Fangio acabó su carrera en 1958 pero nunca abandonó el mundo del motor. Ídolo y maestro, diez años después de su muerte un anuncio en una revista rezaba lo siguiente: "En el cielo logró su victoria más importante. Le ganó al olvido". Y entró en la historia.

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