Justicia divina para España en tres minutos de órdago

  • Villa dio la vuelta a un partido que se había complicado en la primera parte y lo hizo a lo campeón, con tres minutos de eficencia absoluta en los que La Roja se ganó lo que se había merecido en los setenta anteriores.
Rosa de España, con la Roja
Rosa de España, con la Roja
Óscar Rodríguez

Daba igual haber tirado quince veces a puerta por una de tu rival. Daba igual haber dado 600 pases por cien de tu adversario. Daba igual haber lanzado diez córners por ninguno de tu enemigo. España perdía porque el fútbol, a veces, es injusto.

Porque hay veces en las que la suerte cuenta (que se lo digan a Suiza y a su campanada en el Mundial), pero normalmente el fútbol premia a quien más lo busca.

A la República Checa no le pudo sonreír más la fortuna al encontrarse el 0-1 en su primer acercamiento a los dominios de Casillas. Plasil metió el miedo en el cuerpo, pero España había demostrado desde el principio que es el Campeón del Mundo. Los checos no tocaron el balón en los primeros cinco minutos y tuvieron dificultades en los 10 siguientes... pero la grandeza del fútbol dio el 0-1 al enemigo.

A España se le atragantó el gol y dejó de funcionar como de costumbre, bajando su velocidad de movimiento de balón, lo que más le hacía falta ante un defensa de 11 hombres. Todos los checos, siempre, por detrás del balón para dificultar la circulación a España.

El segundo tiempo fue tan parecido al primero que, aunque el gol no llegaba, todos confiaban en La Roja, incluso cuando Del Bosque dejó sólo tres defensas buscando la remontada. Cierto es que algunos se dedicaron a recordar a Del Bosque que faltaba Fulano, o que sobraba Mengano... pero todos se callaron cuando llegaron los tres minutos mágicos de la Selección.

Villa, negado en los últimos meses con la posibilidad de superar a Raúl como máximo goleador de España, empataba en el minuto 69 con una jugada individual, pero inclinaba la balanza definitivamente para España cuando dos minutos después transformaba el penalti más claro de las últimas semanas, el que Pospech hizo a Iniesta.

España ganó el partido, algo a lo que estamos acostumbrados ya que van dieciocho consecutivos en fases de clasificación con el mismo resultado, pero lo que es más importante es que lo hizo con sus armas... y que el fútbol fue justo con quien más lo mereció. Tres minutos de gloria bien valieron un triunfo.

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