Kadri: "He ganado a fuerza de perder en muchas escapadas"

  • El francés Blel Kadri se ha forjado el carácter de un luchador, de un ciclista que se sobrepone a los contratiempos y que avanza en su carrera en contra de las convenciones, en un deporte de blancos en el que es el único ciclista de origen norteafricano.

Gérardmer (Francia), 12 jul.- El francés Blel Kadri se ha forjado el carácter de un luchador, de un ciclista que se sobrepone a los contratiempos y que avanza en su carrera en contra de las convenciones, en un deporte de blancos en el que es el único ciclista de origen norteafricano.

Nacido en Burdeos pero criado en Toulouse, en el seno de una familia de origen argelino, nada hacía presagiar que Kadri se dedicara a un deporte como la bicicleta.

Pero el francés se fue abriendo camino en el ciclismo francés, hasta convertirse en uno de los puntales del AG2R, trampolín que le llevó hoy a lograr la victoria más importante de su carrera, un triunfo en el Tour de Francia.

"He ganado experiencia a fuerza de participar en las escapadas. Tras perder muchas veces he aprendido que el objetivo no es exponerse, si no ganar y para eso hay que estar fuerte, darlo todo", aseguró.

Triunfo en la primera etapa que acababa cuesta arriba pese a que no es un escalador. En la primera fuga que llegaba a buen puerto y en pleno "Ramadán", pese a que el ciclista de 27 años se muestra molesto cuando le preguntan por sus orígenes.

Prefiere hablar de ciclismo, de emociones, de la fortaleza de su equipo, que define como "una piña", una gran escuela donde los más expertos enseñan el camino a los más tiernos.

"El equipo me ha dado carta blanca para ir a las escapadas y si no me meto en las fugas estoy al cien por ciento con los líderes. No me siento encadenado, me siento libre", aseguró.

En el pasado, Kadri se ha mostrado molesto con el exceso de preguntas sobre su origen.

El ciclista se quejó de tener que responder a estereotipos derivados de su apellido y no a preguntas sobre su rendimiento en la bicicleta.

Kadri no viene de un barrio deprimido de las afueras de una gran ciudad. Su madre tiene una tienda de ultramarinos en el centro de Toulouse y, aunque sacó adelante en solitario a los cuatro hermanos, no pasaron grandes necesidades.

Reconoce el corredor que entre sus amigos de infancia el deporte de la bicicleta es un gran desconocido y que muchos de ellos no saben ni siquiera que, como a él, les puede servir para ganarse la vida.

Ponerse un maillot ajustado o afeitarse las piernas era considerado en su barrio como un gesto femenino, recuerda.

Así era muy difícil llegar al ciclismo. "Mientras otros ciclistas me cuentan que sus abuelos les llevaban a las carreteras del Tour, mi madre ni siquiera lo veía en la tele", recuerda.

Kadri tuvo la suerte de que su mejor amigo del colegio era un apasionado de la bicicleta y su padre decidió encargarse de los dos muchachos.

En bicicrós primero hasta que sus cualidades, su gusto por el ataque y su sentido táctico, le hicieron pasar a la carretera y llegar a un AG2R que no le cerró las puertas por sus orígenes.

"Yo no miro la cara de los muchachos, miro su calidad", asegura el patrón del equipo, Vincent Lavenu.

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