Kiril Domuschiev, presidente del Ludogorets: Un enamorado del tiki-taka con 500 millones de euros de fortuna

    • Sergio Marty, técnico del equipo define a Kiril Domuschiev como "un ganador nato resuelto a abrirse paso en Europa".
    • Es el presidente de la farmaceútica Huverpharma, tiene casa en Barcelona, habla español perfectamente y se hizo cargo del club en 2010, cuando acababa de ascender.
Kiril Domuschiev, presidente del Ludogorets
Kiril Domuschiev, presidente del Ludogorets

"Tienes que venir a Sofía. Ya. Mañana o pasado te mando un billete". Desde el otro lado, a más de 3.000 kilómetros de Bulgaria, Sergio Marty, preparador físico entonces en el Villarreal escucha, tan estupefacto como embelesado, a un tipo de nombre Kiril Domuschiev que le está ofreciendo un trabajo en el Ludogorets, sorprendente equipo búlgaro que el miércoles se enfrenta al Real Madrid en la segunda jornada de la Champions League. "Yo conocía el club de nombre y poco más y a él de nada", explica Marty, natural de Castellón y que desde enero trabaja en el Ludogorets.

La historia de este neófito en la Champions es de película. Fundado en 2001, fue comprado por Kiril Domuschiev en 2010, cuando acababa de ascender a Primera División. Esa temporada ya fue campeón de la máxima categoría búlgara, en la que ha enlazado tres títulos consecutivos. Domuschiev, presidente de la farmaceútica Huvepharma y con una fortuna estimada en 500 millones de euros ha convertido a este equipo de una región de 33.000 habitantes en una potencia nacional. "Es un ganador nato que explica de manera directa lo que quiere conseguir. El objetivo era claro: ganarlo todo a nivel local e ir paso a paso en Europa". A nivel continental, el nombre del Ludogorets empezó a retumbar durante la Europa League del curso pasado, cuando eliminó en dieciseisavos a un clásico como el Lazio para caer después a manos del Valencia. "No ha podido ser, pero el año que viene volveremos", vaticinó Domuschiev.

Los asuntos empresariales le obligan a vivir en Sofía, a casi 400 kilómetros de Razgrad, casa del Ludogorets. "El fútbol es su vía de escape", reflexiona el español, que apunta que siempre que puede se escapa para ver los partidos de Liga. Domuschiev habla español perfectamente y tiene una casa en Barcelona. En Champions no tiene que desplazarse, pues al carecer de homologación de UEFA, el Ludogorets tiene que viajar a Sofía a jugar como local en Champions. "Está muy encima de nosotros. Quiere controlarlo todo. A mí me llama muchas veces para ver cómo van las cosas y cuando jugamos en Sofía siempre viene al hotel a hablar con los jugadores". Pese a ser un club pequeño, está prestando especial atención al trabajo de cantera. Marty y el también español Javi Ramos controlan el fútbol base, que cuenta con doce equipos y también compite en la Youth Champions. "Cuando llegamos les dimos unas charlas a los entrenadores y les organizamos la metodología de trabajo para ir todos en la misma dirección".

Desde que llegó a la presidencia, la inversión ha sido muy fuerte. Domuschiev ha conformado un equipo con aromas brasileños en el que hay que implantar el tiki-taka. "Es un enamorado del fútbol español", resume Marty que relata cómo fue su primera entrevista personal con el presidente, apenas unos días después de la primera llamada. "Como me dijo, me mandaron un billete, en el aeropuerto había un hombre esperándome con un cartel con mi nombre y me llevaron a un hotel". Nacido en Castellón hace 30 años, licenciado en INEF y con carnet de entrenador, Marty trabajó durante once años en la cantera del Villarreal, una de las más modélicas del mundo. Pasó por el fútbol base como entrenador, coordinador y preparador físico hasta llegar al primer equipo en estas funciones, en los cuerpos técnicos de Molina y Lotina. "La entrevista no duró más de una hora. Él es un fenómeno. Expuso su proyecto y luego yo realicé mi presentación. Menos de 24 horas después ya tenía una oferta en firme", relata.

Dominador absoluto del fútbol búlgaro en el último trienio, ha alcanzado la Champions después de atravesar tres rondas previas, la última, con un jugador como portero que paró dos penaltis en la tanda definitiva. Un gol del español Dani Abalo en Anfield a punto estuvo de escribir un estreno de ensueño. El miércoles, en Sofía, el proyecto magno de Kiril Domuschiev se encuentra con el equipo más laureado de todos los tiempos. Un paso más para el Ludogorets, cuyo presidente sigue resuelto a hacerse un nombre en Europa.

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