La discreción de Rafinha pide paso

  • "¡Rafinha, estás bonito hermano!". El grito alegre, en brasileño, del exazulgrana Jonathan Dos Santos interrumpía, por unos segundos, la valoración en zona mixta de Rafa Alcántara, su "hermano pequeño", tras el vibrante partido que anoche disputaron Barcelona y Villarreal.

Víctor Martí

Barcelona, 2 feb.- "¡Rafinha, estás bonito hermano!". El grito alegre, en brasileño, del exazulgrana Jonathan Dos Santos interrumpía, por unos segundos, la valoración en zona mixta de Rafa Alcántara, su "hermano pequeño", tras el vibrante partido que anoche disputaron Barcelona y Villarreal.

Engalanado con una camisa azul marino y una americana de corte elegante, el centrocampista brasileño regaló una ligera sonrisa y, con su discreción habitual, se mantenía firme contestando las preguntas de los periodistas tras su notable partido, con gol incluido, en la victoria de su equipo en el Camp Nou (3-2).

Mientras tanto, Dos Santos, con el uniforme deportivo del Villarreal, no dudaba en elogiar la actuación de su amigo: "Lo veo muy bien, está en un gran momento. Estoy muy contento por él porque está jugando. Me alegro por su gol, a pesar de que nos jodió un poquito, pero estoy muy contento por lo que está demostrando".

Casi sin hacer ruido, el pequeño de los Alcántara va ganando en confianza y minutos, justo lo que le faltó en un primer tramo de temporada irregular marcado por las molestias musculares que le privaron gozar de la continuidad deseada.

Seguramente aun no tiene los galones para ser un indiscutible en la medular, pero poco a poco va acumulando experiencia en el club que lo crió.

Y es que de los 517 minutos disputados hasta la fecha, 315 los ha completado en este 2015. Los últimos 88 anoche ante el Villarreal, en el que seguramente fue su mejor partido con la elástica del primer equipo azulgrana.

El volante brasileño apareció en dos de los tres tantos azulgrana. En el primero, se aprovechó de una acción de Messi, que le habilitó en el interior del área, y disparó con efecto. Asenjo despejó el balón y Neymar cazó el rechace para igualar el partido (1-1).

En el segundo, con el que el Barcelona empataba a 2, estuvo atento al rechazo del portero amarillo para disparar con rabia desde el interior del área, después de una buena jugada de Luis Suárez iniciada por Iniesta.

Más allá de su incidencia goleadora, Rafinha aportó la verticalidad que tanto parece agradarle a Luis Enrique. Consciente del arsenal ofensivo del tridente formado por Neymar, Suárez y Messi, el técnico no duda en apostar por las transiciones veloces y el juego eléctrico del Barcelona que viene.

Y en esas, el hijo de Mazinho se siente como pez en el agua. Con Iniesta buscando su mejor nivel, Xavi en condición de actor secundario y Rakitic acoplando su fútbol a lo que le pide su entrenador, el despliegue físico del 'doce' azulgrana ofrece algo distinto a lo que los volantes azulgrana han brindado en los últimos años.

A Rafa no le importa estar, tiene suficiente con llegar. Al contrario que su hermano, tampoco necesita mimar el balón para mover los hilos de su equipo.

Él prefiere aparecer, desequilibrar con un toque o incluso dejar su zona de influencia y ofrecer espacios para que uno de sus compañeros -ayer fue el caso de Messi en el segundo tiempo- adquiera protagonismo ofensivo. Todo ello sin olvidar el sacrificio defensivo, algo que acabó de perfeccionar la temporada pasada en el Celta de Luis Enrique, su principal valedor.

"A Rafa lo conozco bien, está haciendo una temporada muy completa. Será muy importante en el futuro del Barça", comentaba anoche el técnico asturiano.

Unas palabras a las que el brasileño con alma gallega respondió sereno, sin estridencias: "Sabes que estás en el Barça, que lo que toca es aprender de los mejores del mundo y tener esa paciencia que después te dará el resultado que buscas".

La actitud tranquila lejos del césped contrasta con su atrevimiento en el césped, un atributo que, a fuego lento, le está permitiendo tener más protagonismo en un equipo cuya medular vive momentos de cambio. Rafinha parece estar en el lugar y el momento adecuados para explotar. Tras su tímida sonrisa, emerge un jugador que pide paso con discreción.

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