La fiesta del basurero de Penápolis

  • Hace dos años, Solonei Silva era el recogedor de la basura de Penápolis, una ciudad cerca de Sao Paulo, pero creía en los milagros y él mismo provocó el mejor, al ganar hoy el maratón de los Juegos Panamericanos de Guadalajara.

Gustavo Borges

Guadalajara (México), 30 oct.- Hace dos años, Solonei Silva era el recogedor de la basura de Penápolis, una ciudad cerca de Sao Paulo, pero creía en los milagros y él mismo provocó el mejor, al ganar hoy el maratón de los Juegos Panamericanos de Guadalajara.

"Todo ha sucedido rápido, en el 2009 yo recogía la basura en las calles de Penápolis, hoy soy el campeón de maratón de los Panamericanos; a veces la vida es romántica", dijo a Efe el atleta de 29 años.

En el tercer maratón de su vida, Silva venció hoy al calor y a los rivales en la carrera de 42 kilómetros 195 metros de los juegos continentales con un registro de 2h 16:37 y al llegar protagonizó la celebración más alegre del concurso de atletismo, al ponerse a bailar durante cinco minutos con la bandera de su país.

"Vivir es hermoso y el maratón se parece a un casamiento porque en el gozas y sufres, además al maratón debes quererlo y respetarlo como una mujer porque sino se rompe la relación", dice.

Cuando era basurero, Silva se entrenaba para los 42 kilómetros sin darse cuenta porque recorría unos 25 kilómetros diarios en jornadas de hasta cuatro horas mientras hacía su labor.

"Me entrenaba sin saber; cuando los Panamericanos fueron en Río de Janeiro, en el 2007, ni se me ocurría estar presente en los siguientes, y ahora soy campeón; la marca fue mala pero estaba claro que vine a ganar la medalla de oro, sin importar cómo", explica.

Silva debutó en los 42 kilómetros 195 metros el año pasado con un registro de 2h 15:45 en mayo en Porto Alegre y mejoró su registro a 2h 11:32 en Padova, Italia, el pasado mes de mayo.

"Ahora pienso clasificarme a los Juegos Olímpicos, allá el nivel será duro con los africanos como favoritos, para mí formar parte del equipo de Brasil ya será un gran triunfo, pero luego trataré de ser protagonista", señala.

Hoy Solonei dio una muestra de extrema confianza en sí mismo, al escaparse antes de llegar a la mitad del recorrido sin respetar el calor. Como si fuera poco, en el kilómetro 38 aceptó una bandera de su país y corrió 16 minutos con ella, lo cual violó una de las reglas del maratón, correr lo más cómodo y ligero posible.

Es algo lógico porque a pesar de sus sueños y sus 29 años, el brasileño es todavía un aprendiz del maratón que hace un par de años cantaba cuando iba recogiendo la basura en su pueblo y ahora baila al llegar a la meta porque así es su naturaleza.

"La vida es una fiesta", dice.

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