La permanencia suaviza una temporada para olvidar en el Hércules

  • El Hércules ha puesto fin a una temporada para olvidar que únicamente se salva gracias a haber logrado la permanencia en Segunda División tras una remontada casi milagrosa en la segunda vuelta.

Alicante, 9 jun.- El Hércules ha puesto fin a una temporada para olvidar que únicamente se salva gracias a haber logrado la permanencia en Segunda División tras una remontada casi milagrosa en la segunda vuelta.

El conjunto alicantino militará la próxima temporada en Segunda después de haber terminado la Liga en decimoséptima posición, con cincuenta puntos, tres más que el Murcia, equipo que marca la zona de descenso, aunque mantendrá la categoría si se confirma el descenso administrativo del Guadalajara.

El Hércules ha terminado la competición con un balance de trece victorias, once empates y dieciocho derrotas, unos pobres números para un equipo con aspiraciones mayores a mantener la categoría pero que le han servido para conseguir una permanencia que, por momentos, tuvo casi imposible.

La trayectoria del Hércules en la Liga hay que dividirla en dos partes bien diferenciadas. La de la primera vuelta, en la que el equipo acabó colista; y la de la segunda, en la que tuvo números de ascenso hasta que bajó los brazos tras conseguir la permanencia matemática.

La entidad alicantina arrancó la temporada en medio de un clima de fractura social y con serias dificultades económicas fruto del proceso concursal en el que se encontraba, que le impidieron confeccionar una plantilla en tiempo y forma para empezar a competir.

Buena muestra de las dificultades deportivas con las que arrancó la temporada para el Hércules es que el técnico Juan Carlos Mandiá sólo disponía de diecisiete profesionales para disputar el primer partido de Liga y, de ellos, tres se encontraban lesionados y otros dos, Diego Rivas y Juanmi Callejón habían sido descartados públicamente por el entrenador para formar parte de la plantilla.

En el plano social, la crispación era máxima y estaba enfocada tanto hacia el palco, con el presidente Jesús García Pitarch y el accionista Enrique Ortiz en el punto de mira; como sobre el terreno de juego, contra Mandiá y el delantero Javier García Portillo, pareja sentimental de una hija de Ortiz y cuyo fichaje no era aprobado por gran parte de la afición aunque ha terminado la temporada con diecisiete goles.

Dos victorias y dos empates en los diez primeros partidos, en los que el equipo acusó su falta de rodaje (varias lesiones musculares incluidas) y de efectivos (ante el Sabadell, en la séptima jornada, llegó a convocar hasta siete jugadores de las categorías inferiores), acabaron provocando la destitución de Mandiá.

Quique Hernández tomó el testigo del entrenador gallego, aunque no pudo enderezar el rumbo y perdió sus tres primeros partidos, uno de ellos por 1-5 ante el Xerez en el estadio Rico Pérez.

El Hércules terminó la primera vuelta con sólo diecisiete puntos, a cinco de la permanencia, aunque esa distancia con la salvación llegó a ser de ocho puntos bien adentrada la segunda mitad del campeonato, en la jornada 29.

Ya para entonces, el conjunto alicantino se había visto obligado a reconstruir su plantilla. Dejó salir a futbolistas como Fran Mérida, Anaitz Arbilla, Pere Martínez o Jeffrey Sarpong y fichó otros como Mario Rosas, Pablo Redondo, Francisco Javier Peral 'Javito', Nacho González, David Cortés, Noé Pamarot y Mario Paglialunga, que acabaron siendo claves.

El Hércules llegó a estar a ocho puntos de la permanencia tras la jornada 29, la misma en la que inició contra el Castilla una milagrosa remontada que le llevó a permanecer once jornadas invicto y ganar cinco partidos consecutivos.

Una racha que le permitió sellar la permanencia matemática a falta de tres partidos para el final y respirar con alivio tras haber visto cerca el descenso.

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