La política vuelve a jugar fuerte en el fútbol argentino

  • La política ha vuelto a jugar fuerte en el fútbol argentino, protagonista hoy de un nuevo papelón al suspenderse un partido cuatro horas antes de su inicio por la subyacente disputa entre el Gobierno argentino y la Alcaldía de Buenos Aires en las elecciones del Boca Juniors.

Carlos Werd

Buenos Aires, 3 dic.- La política ha vuelto a jugar fuerte en el fútbol argentino, protagonista hoy de un nuevo papelón al suspenderse un partido cuatro horas antes de su inicio por la subyacente disputa entre el Gobierno argentino y la Alcaldía de Buenos Aires en las elecciones del Boca Juniors.

El encuentro que debían jugar hoy el San Lorenzo y el Tigre en la decimoséptima jornada del torneo Apertura fue aplazado para el lunes, después de que funcionarios del Ejecutivo de la capital del país clausuraran por motivos nada claros el estadio del equipo 'santo'.

La clausura, de la que había avisado durante la semana la Alcaldía, fue dispuesta en momentos en que la Policía Federal y los empleados del San Lorenzo ya estaban en el estadio Pedro Bidegain y en que ambos equipos hacían sus últimos ajustes para jugar un choque decisivo para su futuro.

"Como no estaban dadas las condiciones de seguridad y funcionamiento, hoy se clausuró preventivamente el estadio del San Lorenzo", intentó explicar Ignacio Palazuelos, director ejecutivo del Comité de Seguridad de la ciudad de Buenos Aires.

La controversia se remonta al martes pasado, cuando la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) reprogramó para hoy el partido San Lorenzo-Tigre, que originalmente esta previsto que se disputara este domingo, dos horas antes del encuentro Boca Juniors-Banfield.

El Boca ha sacado nueve puntos de ventaja en la clasificación al Tigre a falta de tres jornadas, por lo que para ser campeón necesita obtener mañana al menos un punto ante el Banfield o que el Tigre no derrotara al San Lorenzo.

La AFA argumentó que la Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la Violencia en Espectáculos Futbolísticos, que depende del Gobierno nacional, no estaba en condiciones de organizar en el ámbito de la capital otro multitudinario operativo de seguridad que no fuera el del partido Boca-Banfield.

El miércoles, Palazuelos aseguró que la Alcaldía de Buenos Aires de ninguna manera podía cambiar su agenda de trabajo con tan poco tiempo de anticipación y, por tanto, no enviaría a los inspectores que se encargan de habilitar los estadios dentro de su jurisdicción.

Ambas partes se mantuvieron intransigentes en sus posturas e incluso este viernes la AFA ratificó el San Lorenzo-Tigre para hoy, sabiendo que el partido iba a ser suspendido unas horas antes del comienzo, como finalmente ocurrió.

La historia, sin embargo, tiene otro trasfondo.

Este domingo hay elecciones de autoridades en el Boca Juniors y se presentan dos candidatos: Jorge Ameal, actual presidente del club y dirigente afín al peronismo gobernante a nivel nacional, y Daniel Angelici, a quien públicamente respalda el alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri.

Aunque pretendan negarlo, desde la Alcaldía de la capital seguramente se interpretó que la decisión de adelantar el partido San Lorenzo-Tigre intentó dar a Ameal el posible y supuesto 'beneficio' de llegar al día de los comicios con la ventaja que supondría un título de campeón ya asegurado.

Y, en respuesta, la Alcaldía se negó a habilitar el estadio con un argumento creíble en un país organizado pero absolutamente inverosímil en una Argentina en la que nadie sabe qué día y a qué hora jugará su equipo cualquier fin de semana.

Ambos sectores políticos acusarán al otro de haber sido el que arrojó la primera piedra. Lo cierto es que, una vez más, la política se ha inmiscuido en el fútbol y ha dado lugar a un nuevo desaguisado.

¿Alguien se pondrá a pensar alguna vez en los hinchas genuinos?

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