La tenista Li Na convierte a China en superpotencia

  • La tenista de Wuhan puede presumir, a sus 29 años, de haber llevado a su nación al cénit del tenis y de batir récords de Asia.
Off Court At The 2011 Australian Open
Off Court At The 2011 Australian Open
Nacho Díaz
Nacho Díaz

China ya tiene otra heroína a la que alabar. Li Na ha llevado al tenis chino y a Asia, en general, al top mundial, a la cima. Nunca antes alguien del continente asiático había conseguido llegar a una final del Grand Slam en el deporte de la raqueta y la pelota, en el tenis. En el de mesa no podríamos decir lo mismo.

Pero Li Na no es una principiante en esto. Es más, la chica de Wuhan, en una carrera marcada por las lesiones y los problemas físicos, puede presumir, si se puede decir así, de haberse tomado un paréntesis en el deporte. Desde 2002 a 2004, cambió la raqueta y las pistas de entrenamiento por los libros, para estudiar una rama relacionada con los medios de comunicación.

El gusanillo le volvió a la tenista del tatuaje, una rosa para más señas. Y volvió al circuito, con bastante más éxito del conseguido en su etapa inicial. Comenzaron sus hazañas. Se convirtió en la primera mujer asiática en llevarse un título de la WTA, precisamente en una ciudad de su país, Guangzhou. Esa fue su carta de presentación.

Fue en 2004 y tuvo que esperar casi cuatro años para volver a saborear las mieles de la victoria de manera indivual. Pero las saboreó. Gold Coast (Australia), Birmingham y Sydney (hace apenas unas semanas y ante Kim Clijsters). Su idilio con las Antípodas le ha llevado a firmar unos resultados excelentes. La pasada temporada ya llegó a las semifinales en Australia. Era su mejor resultado en un Grand Slam, por encima de dos cuartos de final en Wimbledon y uno en el US Open.

Juegos Olímpicos de Pekín

Su mayor éxito se convirtió también en su mayor decepción. Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, ante su gente y su presidente, Hu Jintao, en una cita donde China quería mostrar al mundo su enorme potencial, incluido el deportivo. Li Na y su compañera de dobles, Zhang Jie, se alzaron con la medalla de bronce. Una alegría que no pudo compensar la tristeza por la eliminación en semifinales y por el sueño de reinar con un oro en su propio país.

En su palmarés hay que sumar el "título" de chica rebelde. En el año 2008 decidió contratar a su propio entrenador lo que conllevó una oleada de críticas en su país por parte del Partido Comunista. Esa decisión significaba "romper" con el sistema deportivo estatal, que es quien se encarga de formar a las jugadoras de China en cualquier modalidad deportiva.

Li Na comentó la comodidad que suponía tener todo "pagado", pero también poca libertad individual que existía porque el funcionamiento era de "equipo". Ahora, es su marido el que se encarga de su carrera. Y no va mal. La tenista china es la número siete del mundo a sus 29 años, algo que tampoco había alcanzando ninguna asiática antes. "Sigo creyendo en Asia", dijo Li Na la víspera de la final. Ya se ha hecho un hueco en la historia.

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