Sobresaliente. Marcelo y Arbeloa.
Mourinho recuperó una variante que Pellegrini utilizó varias veces la temporada pasada, empleando a los dos defensas en la banda izquierda. Le salió perfecto. El internacional español protegió su lateral de manera impecable, e incluso se prodigó en ataque, mientras que el brasileño fue una de las principales armas ofensivas del Real Madrid.
Notable. Cristiano Ronaldo.
El luso es insaciable, no entiende de partidos de trámite, ni sabe jugar a medio gas o reservándose. Siempre quiere la pelota, y siempre quiere ganar. El jueves lo volvió a demostrar, asumiendo el papel de referencia ofensiva ante la ausencia de delantero, y marcando el gol de la victoria.
Bien. Forlán.
El uruguayo se echó el equipo a la espalda y fue el que más creyó en la remontada. Las mejores ocasiones rojiblancas estuvieron en sus botas, pero acusó la falta del Kun, y la poca ambición del resto de compañeros. Tuvo el empate en varios oportunidades claras, pero no estuvo afinado.
Suficiente. La afición del Atlético de Madrid.
Los únicos que de verdad creyeron en la remontada. Llenaron el Calderón, no dejaron de animar e impulsaron a su equipo cuando éste pareció bajar los brazos,... Pero en su contra están los cánticos que tuvieron como receptor a Mourinho o a Cristiano Ronaldo, los grandes enémigos de todos los antimadridistas. También tuvieron el feo de detalle de nombrar al malogrado Juanito, y no con comentarios 'cariñosos'.
Suspenso. Quique Sánchez Flores
El técnico rojiblanco no logró convencer a sus jugadores de que alcanzar las semifinales era posible. Y eso se notó sobre el campo desde el primer minuto, porque el Atlético no salió a morder, a atacar y volcar el campo hacia la portería rival, como se espera de un equipo que tiene que remontar un resultado en contra delante de su afición. Fue cauteloso Quique con su planteamiento, al dejar en el banquillo a Diego Costa y apostar por Reyes como segundo punta, algo que los futbolistas rojiblancos interpretaron como una consigna de que era tan importante crear peligro como que el Madrid no lo hiciera, pero sin decantarse por una de ellas, por atacar o por anular al rival. Y al final, ni una ni otra.
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