Si San Mamés es denominada como La Catedral del fútbol español es por algo, si alguien tiene fe en su equipo son los feligreses bilbaínos que en más de una ocasión han vivido remontadas espectaculares. Lo llaman mística.
Minuto 31, Beñat puso el 0-3 en el marcador y La Catedral enmudeció como nunca antes lo había hecho. El Betis estaba bordando el primer partido de la Liga BBVA. Los de Marcelo Bielsa, estaban siendo goleados en su casa tras un verano largo y convulso.
Los aficionados del Athletic debieron rezar en el descanso y de qué manera porque en el primer minuto de la segunda mitad, Óscar de Marcos conectaba un testarazo y ponía el 1-3 en el marcador. Este gol hacía creer en la remontada frente al Betis, ese equipo destinado a tener a sus aficionados al borde del infarto y no saber que cara lucirá en el partido.
Los dioses futbolísticos tocaron en gracia a San José y lo erigieron como el mesías del partido y en los minutos 66 y 76 puso el empate. Los 'Leones' se frotaban las manos y la hinchada rojiblanca estallaba en felicidad.
La felicidad duraba muy poco, tan sólo tres minutos porque Pozuelo, un canterano que está aporreando las puertas de la titularidad y que puede convertirse en el nuevo ídolo local, ponía el 3-4. El Athletic había hecho lo más difícil, empatar y conectar con la grada y en menos de lo que canta un gallo todo el muro se vino abajo.
En el minuto 89, Jorge Molina puso el 3-5 definitivo y el Betis salió ileso de un accidente que pudo resultar más que mortal. Con el gol, los aficionados bilbaínos despoblaron las gradas y dejaron de creer en el milagro que duró 30 minutos, nadar para morir en la orilla.
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