Mourinho resucita al Madrid y manda al Barça de Vía Crucis

  • Mourinho ha cambiado definitivamente al Real Madrid. La Liga quedó casi sentenciada la noche antes del Domingo de Ramos, pero el matiz del empate final de los blancos, jugando en inferioridad numérica y apelando a la épica, hizo que un resultado muy bueno para el Barcelona quedara como un empate a los puntos si de un símil de boxeo habláramos.
Guardiola afirma que en la vida no es ganar siempre, pero que se levantarán
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Óscar Rodríguez

Cuatro días después, en plena semana de pasión, el Real Madrid conquistó la Copa del Rey y asestó un duro golpe a su máximo rival una semana antes del gran duelo de semifinales de Champions. Los dos resultados unidos dejaban una idea en la mente de los aficionados: los blancos iban en carrera ascendente y los azulgranas en declive.

O lo que es lo mismo. En plena Semana Santa, Mourinho ha resucitado a su equipo de sus cenizas, aquéllas que dejó el 5-0 del pasado mes de noviembre en el Camp Nou, mientras los de Guardiola afrontan un Vía Crucis que puede confirmarse la próxima semana.

¿Cómo lo ha logrado?

El portugués se dio cuenta en la ida que a este Barça no se le puede jugar de tú a tú. Intertar ponerse a su nivel de juego de precisión es casi imposible, porque te pasa por encima. Había que encontrar soluciones, y la amplitud de la plantilla del Real Madrid da para ello.

Mourinho se acordó de otro portugués, Carlos Queiroz, exentrenador también del Real Madrid, que ya utilizó a Pepe como centrocampista en la selección lusa. Mou apostó por esa variante introduciendo un trivote en el centro del campo junto a Xabi Alonso y Khedira que dificultara la transición de balón del Barça. Si los de Guardiola no pueden jugar, no te pueden ganar debió pensar Mourinho.

Fue la variante táctica de la ida, que funcionó al 50 por ciento, dado que el Madrid no perdió pero tampoco consiguió recortar ventajas para seguir peleando por la Liga. Había que introducir otro cambio... pero, ¿cuál?

Benzema pasó desapercibido en la Liga por una causa evidente. Si no controlas el juego es difícil que tus delanteros reciban balones. ¿Sobraba el '9'? Mou pensó que sí y, además de repetir con Pepe y el trivote, dio entrada a Özil en el equipo inicial de la Copa, colocando a Cristiano de falso delantero centro. Su trivote se convertía, con Özil y Di María en el centro del campo, en un 4-5-1 que logró bloquear toda la creación del Barça gracias a una presión asfixiante. Así, la primera parte fue de claro color blanco.

El Barça se sobrepuso en la segunda mitad, animado por la fatiga de los blancos, incansables en su presión. Los de Guardiola dominaron más y recuperaron balones en campo del rival, en parte porque el Madrid no sabía que hacer con el esférico. Mou volvió a mover ficha: Adebayor por un cansado Özil. Replegaba a Cristiano al centro del campo y utilizó al africano como referencia en punta, fijando a los centrales, y pudiendo aguantar balones jugando de espaldas a la defensa.

La jugada salió bien, ya que el Real Madrid recuperó la frescura al final del tiempo reglamentario y la mantuvo en la prórroga, donde su entereza física le dio la victoria gracias al tanto de Ronaldo. Mou dio una lección de táctica en el fútbol y demostró que sabe aprender de los errores del pasado.

Lo que todavía queda por delante

El Real Madrid se presenta imparable, con la moral a tope tras lograr su primer título en tres años, con la confianza ciega en su entrenador, que con sus movimientos tácticos ha conseguido aguantar dos partidos consecutivos al todopoderoso Barcelona. Mourinho es el 'maná' de los creyentes blancos que, ahora sí, aspiran a ganarlo todo.

El Barcelona, por su parte, vuelve a verse batible. Mientras sus aficionados clamaban por otro 2-6 en Liga y otra 'manita' en Copa, lo cierto es que ahora ven que su máximo rival vuelve a creer en sí mismo y que puede dejarles sin dos de los tres títulos con los que casi contaban hace un par de semanas.

El Barça llegaba al tramo decisivo de la temporada creyendo en el triplete. El Real Madrid afrontaba la fase final de este año pensando en sobrevivir a su eterno rival. Ahora, dos partidos y una Semana Santa después, el Real Madrid cree en sí mismo como un resucitado y el Barcelona duda como quien afronta un Vía crucis. El próximo 2 de mayo, la solución.

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