Tras una frustrante temporada (una más) en la que el club red no ha logrado ningún título y ha quedado fuera de los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones, Gerrard llega al Mundial con el objetivo de reivindicarse y responder a todas las críticas que ha recibido. No ha cuajado una campaña al nivel a que ha tenido acostumbradas las gradas de Anfield Road desde hace una década, por lo que Sudáfrica 2010 está en el mente del inglés como su gran cita.
Tras la lesión de Rio Ferdinand durante la preparación mundialista, el futbolista scousser ha asumido el brazalete de capitán de Inglaterra. Es seguro que la responsabilidad no le superará, ya que lleva casi una década luciendo el de uno de los clubes más grandes del mundo, pero sí le espoleará para dar lo mejor de sí. De la mano de Capello ha logrado que el rendimiento que ofrece con su selección se asemeje al que tiene con el Liverpool, haciendo olvidar también la eterna polémica sobre si puede o no jugar con Frank Lampard en el centro del campo: los dos son indiscutibles e insustituibles.
Ante un equipo dinámico y poderoso físicamente como Estados Unidos, el papel de Gerrard crece en importancia, ya que su trabajo en la medular y su disparo de media distancia serán básicos para que Inglaterra debute en el Mundial con victoria.
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