De Pau Gasol para Kobe Bryant: la emotiva carta de despedida a un 'hermano'

    • El pívot español despide al mito con el que ganó dos anillos con los Lakers en 2009 y 2010 en un texto publicado en 'sport Illustrated'.
    • El pívot español le dio una emocionante sorpresa en el último partido en el que se enfrentaron a finales de febrero.
El último abrazo entre Pau y Kobe en una cancha
El último abrazo entre Pau y Kobe en una cancha
Víctor Gil

Pau Gasol y Kobe Bryant  compartieron vestuario entre 2008 y 2014, seis temporadas en las que lograron dos anillos y forjaron una amistad que quedará para siempre pese a la retirada del norteamericano. Como ellos dicen, su relación va más allá de la amistad y son simplemente hermanos.

En el año 2009, los Lakers consiguieron el campeonato tras vencer en la final por un global de 4-1 ante Orlando. Se trataba de un título histórico con Kobe siendo elegido como MVP de la temporada regular por segundo año consecutivo, y también mejor jugador de las finales en el que era su cuarto anillo.

La hazaña no fue menos para Pau Gasol. Se convirtió en el primer español en conseguir un anillo de la NBA. Anotó 18.6 puntos de media en las finales y sentenció las críticas que recibió en sus anteriores temporadas en la NBA.

Gasol y Bryant lo volvieron a hacer en 2010, en el que fue el quinto anillo de Bryant, y el último hasta la fecha de la franquicia angelina.

Adiós con una emocionante carta de despedida

"Mi primer día en los Lakers, quedé con el equipo en el Ritz de Washington D.C., y a la 1:30 de la mañana alguien llamó a mi puerta. Después descubrí que Kobe no duerme demasiado. Me senté en la cama, creo, y él se sentó en la mesa que había al lado de la televisión. Me dio la bienvenida al equipo, y después me dijo que era 'el momento de ir a por todas'. Era el momento de ganar. Él sentía que yo podía llevarle de nuevo a la cima, y quería asegurarse de que yo lo supiese. 'Ésta es nuestra oportunidad', me dijo. Fue convincente (intenso) y muy significativo.

Éramos perfectos juntos. 

Gran parte del triángulo ofensivo se basa en las lecturas del juego, en trabajar los unos con los otros y en entenderse. Yo entendía el juego. Era meticuloso al respecto. Creo que él lo apreciaba. Creo que lo veía como algo refrescante. Nuestra relación fue muy bien desde el principio. Los dos sabíamos que necesitábamos al otro para tener éxito.

En la NBA hay tantos partidos que es fácil dejarse llevar. Él mantenía a todo el mundo preparado. En los entrenamientos, retaba a la gente. Hacía trash talking. Aquello no era para todo el mundo. Algunos jugadores no pueden aguantar todo eso, pero a mí no me importaba. Era su forma de motivarte y empujarte a que dieras más. Es fácil acomodarse. Él se aseguraba de que nadie estuviese cómodo.

Después de perder el sexto partido de las Finales de 2008 ante los Celtics, no hablamos mucho al respecto. Era hora de digerir lo que había sucedido, de preguntarnos por qué nos habíamos quedado cortos y de dejar que ese fuego ardiera dentro de nosotros; dentro de nuestros estómagos. Entramos en la siguiente temporada con una actitud diferente: más fuertes, más agresivos y más decididos. Creo que por eso ganamos los dos campeonatos siguientes.

Si juegas con él, ves todos los días la prueba viva de por qué los más grandes son los más grandes. No es un accidente. Es una obsesión: llegar a ese nivel y mantenerse. La dedicación, el compromiso... Es algo único. No se encuentra por ahí. Él me inspiró para mejorar, me ayudó a reparar en los detalles del juego. 

Batimos a los Magic en las Finales de 2009, y todo el mundo estaba muy contento, pero para él era diferente. Tenía un significado especial. El baloncesto era su vida y ganar su devoción. Y no digo que su familia no fuera primero, significa la vida para él, pero el baloncesto le llegaba muy dentro.

Cuando el traspaso de Chis Paul, del que yo iba a formar parte, fue vetado en diciembre de 2011, él fue como un hermano mayor, defendiéndome. Llegado el momento, les dijo a los Lakers, 'si vais a traspasarle, haced lo que tengáis que hacer. Si no, dejadle en paz y dejad que juegue'.

No nos veíamos tanto fuera de la cancha, pero hacia el final comimos bastantes veces los dos solos y recordamos viejos tiempos. Cuando yo estaba decidiendo si debía dejar los Lakers en 2014, él vino a mi casa de Redondo Beach. Me dijo que quería que me quedara en L.A. y luchara junto a él hasta el final de nuestras carreras. Esas fueron sus palabras. Yo le dije que estaba en un momento en el que necesitaba un cambio en mi corazón. Necesitaba cambiar de aires. Fue una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida, decirle, 'he decidido que no voy a seguir jugando contigo'.

Fiché por los Bulls porque quería estar en posición de poder ganar otro título. No he sido capaz de lograrlo. Le echo mucho de menos. Echo de menos su presencia. Echo de menos su actitud. No hay muchos jugadores que la tengan.

Lo del cisne blanco, el cisne negro, todo aquello no me preocupaba. No me enfadaba. Significaba que a él le importaba. Era amor duro. Me retaba porque esperaba más de mí. Cuando le importas a alguien, entonces es cuando te ponen a prueba. Cuando no les importas, te ignoran. Es entonces cuando te tienes que preocupar. 

Puede que esté dolido porque sé lo que se siente al ganar, y adoro esa sensación. Me cambia el estado de ánimo. Me afecta. Creo que ganar extenderá mi carrera y me motivará a hacer más. Estar junto a Kobe tuvo un gran impacto en mi vida. Voy a ser agente libre este verano, y ahora pienso en eso. Quiero sacar el máximo de los años que me quedan. Quiero volver a formar parte de algo especial".

Sport Illustrated.

Así despidió Pau a Kobe en su último enfrentamiento

El 21 de febrero de 2016 Kobe visitó por última vez el United Center de Chicago y fue agasajado por los aficionados, algo que ha vivido noche tras noche en los últimos meses. Pero el mensaje que recibió aquella noche fue muy especial.

Cuando debía sonar el nombre de Kobe Bryant en la presentación de los equipos, apareció el jugador español para tener unas palabras cariñosas con uno de sus mejores amigos en la NBA.

"Él no entiende de excusas. Simplemente juega duro y por eso ha sido dominante durante mucho tiempo y ha sido uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. He tenido el privilegio de jugar con él y compartir con él momentos que son realmente inolvidables. El nivel de compromiso y sacrificio que ha puesto en el juego a lo largo de los años no es casualidad. Nada ocurre por accidente. 20 años en la liga es una carrera increíble y al nivel que lo ha hecho le colocan entre los más grandes de la historia. Tenemos que estar felices por él"."Y ahora con todos ustedes permitanme presentar por última vez en el United Center a mi antiguo compañero y mi amigo. Desde el Instituto Lower Marion, con el número 24... Kobe Bryant".

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