Titular ante Venezuela, Piqué recibió el voto de confianza de Vicente del Bosque, un partido entero para recuperar sensaciones que el defensa catalán agradeció con un rendimiento a la altura de la goleada de una España que cambió de color pero no de ideas.
Bien en la anticipación, cubriendo huecos para secar el juego ofensivo de Miku y Rondón, el zaguero del Barcelona encontró en el amistoso con la selección la forma de volver a sonreír sobre el campo. El partido, plácido y en ventaja para España desde la mitad del primer tiempo, permitió a Piqué acabar el choque como delantero, subiendo al ataque en busca de un gol que a punto estuvo de llegar.
Cuando un equipo domina la posesión con picos de más del 80 por ciento y, además, arrincona a su rival en su área, los defensas tiene la presión adicional de no cometer fallos infantiles que empañen el dominio colectivo. Piqué y Ramos no se complicaron la existencia y solventaron las pocas llegadas de Venezuela al área de Casillas, al que tan solo hubo que contabilizar una parada a tiro de Rondón.
El seleccionador salmantino mantuvo al catalán sobre el campo y cambió a Ramos, dio entrada a Puyol en los últimos minutos del partido. Mientras Soldado goleaba en la portería opuesta, la zaga española dejaba a Casillas aburrido. Ahora a Piqué le espera la vuelta a Barcelona y, de nuevo, la batalla por ganarse el puesto y mostrar su mejor nivel.
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