Rayo Vallecano 0-0 Atlético de Madrid: Al campeón le pesan las piernas en Vallecas

Al tercer partido en siete días, a la primera que no avistó título en el horizonte y no tuvo en sus narices la zanahoria del Madrid, al Atlético le pesaron las piernas en Vallecas. Pudo ganar, bien por las facilidades que puntualmente concede un Rayo que desprecia los pelotazos o porque cuenta con delanteros versátiles e incisivos. El día que estrenó su tripleta de atacantes, Mandzukic, Griezmann y Jiménez, el Atlético se quedó sin gol en Vallecas y empezó a contrapié su defensa del título. Lo hizo con Simeone en una cabina de prensa, un hábitat al que tendrá que acostumbrarse hasta octubre.

Si los equipos en algún punto se acostumbran a jugar tanto en tan poco tiempo, definitivamente no es en agosto. Lo evidencio antes el Madrid y poco después el Atlético, de más a muchísimo menos en Vallecas. Contrariamente a lo que planifica para este tipo de partidos, que normalmente madura para sobreponerse por sedimentación, hubo toque de corneta colchonero. El Atlético salió con decisión a buscar al Rayo y pronto iluminó sus costuras, que habitualmente son las de sus defensas cuando se les encomienda a sacar la pelota, que con Paco Jémez es siempre. La mejor ocasión del campeón la propició una imprudente pérdida de Abdulayah, que se la entregó a Griezmann, el mejor del Atlético. El colchonero abrió para Mandzukic, que disparó al muñeco.

No fue ni la primera, ni la última del Atlético. Griezmann desaprovechó un mano a mano tras un sensacional desmarque de ruptura que vio bien Jiménez. Remató al aire. Fue interesante la posición que ocupó Griezmann y el trabajo que desempeñó, esclarecedor sobre los planes que puede tener Simeone. Jugando por dentro, ejerció como enganche, para dar continuidad al juego y sobre todo para atacar los espacios. Los que genera Mandzukic generalmente, un delantero con movilidad que provoca desajustes en las centrales, obligados a perseguirle fuera de su zona de confort. Y luego no es un piernas. Para nada. Así se generó una de las mejores ocasiones de la primera mitad, en la que el Atlético reclamó penalti por un derribo sobre Jiménez. Antes había habilitado Mandzukic la ruptura de Ansaldi, inteligente como siempre para aprovechar la marejada del croata.

Aunque mejoró la mayoría de las jugadas que pasaron por sus pies, no estuvo fino como finalizador. Abortado por Cristian Álvarez el mano a mano, tampoco tuvo acierto para remachar a gol en el segundo palo un buen centro de Ansaldi, que dio profundidad al equipo en el costado izquierdo.

No atinó lo que dispuso en la primera mitad y desapareció fulminantemente en la segunda el Atlético. La habitual mordiente, pujanza y empuje del Atlético no existió. El equipo más incómodo del campeonato se vio atenazado y el Rayo lo detectó con el paso de los minutos. Hacia el final del encuentro encontró sus mejores ocasiones. Especialmente en el costado izquierdo del Atlético, donde Aquino dio la noche a Ansaldi. La entrada de Manucho, que ganó todo por arriba, terminó de complicar la vida al campeón. Un disparo lejano de Quini que se fue desviado por poco y sobre todo un remate de cabeza de Manucho que Moyá repelió con las yemas de los dedos. Reconoció con agilidad el terreno Simeone, que retiró a Jiménez para introducir a otro centrocampista, Saúl, y a Griezmann por el combativo Cebolla Rodríguez. La resaca de la Supercopa pasó factura al Atlético en Vallecas.