Real Madrid 3-4 Schalke: clasificados para los cuartos con un juego grotesco

El Real Madrid está perdido. Lo más grave no es la derrota contra el Schalke, que ya duele, si no que este partido sea la confirmación del principio de un desplome. Pierde su primer partido en esta Champions y, lo más grave, daña su imagen. La derrota va a escocer porque pierde fiabilidad.

Dos cabezazos de Cristiano Ronaldo evitaron que el Real Madrid se fuera al descanso perdiendo y con la eliminatoria en peligro. El empate a dos evitó la debacle, pero no el ridículo de un grupo de jugadores que han perdido el concepto más elemental de este deporte: equipo. Salió al campo sin ganas de pelea, sin ayudas defensivas, con lentitud en sus acciones y sin identidad. Ancelotti había defendido el día antes que Cristiano Ronaldo, Bale y Benzema eran innegociables y que, ya sea un 4-4-2 cuando no tienen el balón o un 4-3-3 cuando atacan, lo que se vio en el Bernabéu fue un caos. Sin las líneas juntas, sin intensidad y sin combinación es difícil competir. Le dieron muchas facilidades a los alemanes, con espacios para correr por dentro y por fuera, sin resistencia ni oposición. El Schalke tuvo momentos en los que mareó al Real Madrid y consiguió adelantarse en el marcador en dos ocasiones.

La situación es grave porque otro equipo con más empaque y mejores jugadores que los alemanes le podía haber hecho un destrozo. Lo evitó Cristiano Ronaldo con dos certeros cabezazos. Fue el único que le puso amor propio y tuvo algo de vergüenza de la imagen tan pobre y ruinosa que estaban dando sus compañeros. Celebró los dos tantos con rabia, enfurecido y ya no se sabe si es por lo mal que estaba el equipo o porque los necesitaba para quitarse la presión.

El Real Madrid hizo unos primeros 45 minutos horribles. Quedaron señalados Khedira y Bale en el primer gol por su pasividad. El lateral derecho, Fuchs, no tuvo oposición para fusilar (minuto 20) a Casillas dentro del área. A Iker se le doblaron las manos. Empató Cristiano a los cinco minutos tras un saque de esquina de Kroos. Un gol que fue un alivio, pero que no solucionó los problemas de los de Ancelotti. Arbeloa y Coentrao no cerraban sus bandas ni tenían profundidad. Khedira trotaba, Isco jugaba lejos de los delanteros y a Kroos no le daba para tapar huecos.

Sufrió mucho el Real Madrid. Antes del segundo gol de los alemanes recibió dos susto. Varane cedió un balón atrás y estuvo cerca de marcar en su propia portería. Otro síntoma más de los despistes y la falta de atención. Huntelaar estrelló un balón en el larguero en un disparo sin oposición. Y en este desbarajuste llegó el 1-2 de Huntelaar tras un disparo de Meyer. La pitada del Bernabéu fue sonora. El juego del Madrid era mediocre y anodino. La hemorragia del campeón de Europa la taponó Cristiano Ronaldo al filo del descanso con otrocabezazo a centro de Coentrao.

Con el empate a dos se salvaron los cuartos de final, pero no la grotesca primera parte. La eliminatoria la cerró y la segunda parte debía servir para encontrarse a sí mismo, lavar la imagen y esperar la salida del ansiado Modric. Benzema hizo el tercero, en el inicio, en una jugada individual dentro del área. Duró poco la alegría. Sané convirtió un golazo, por la escuadra de Iker, y Ancelotti, a falta de media hora metió en el campo a Modric por Kedhira y Marcelo por Coentrao. El Real Madrid, con el croata, se sintió más seguro y tuvo la pelota. Arbeloa pudo hacer el cuarto en uno contra uno ante el portero Wellenreuther. El guardameta sacó otra pelota de gol a Kroos en un peligroso disparo desde fuera del área. En este ida y vuelta estuvo más acertado Huntelaar, que hizo el gol de la merecida victoria de los alemanes. El Real Madrid ya está en cuartos y tiene 35 días para mejorar hasta la próxima eliminatoria.