Real Madrid - Barcelona: la encrucijada de Mourinho para la Copa del Rey

  • Con la lesión de Khedira y la ausencia de Arbeloa, Mourinho se enfrenta a un reto que ha sido incapaz de superar hasta el momento: ganar al Barcelona en una eliminatoria a doble partido con el Real Madrid. Cada Clásico anterior ha sido una batalla distinta y ahora ha de elegir entre jugar al ataque o replegar a su equipo.
Real Madrid - Barcelona: la encrucijada de Mourinho para la Copa del Rey
Real Madrid - Barcelona: la encrucijada de Mourinho para la Copa del Rey
lainformacion.com
José Martínez
José Martínez

Ocho partidos, ocho Real Madrid distintos. Desde que José Mourinho llegó al banquillo del Santiago Bernabéu, cada encuentro frente al Barcelona es un ejercicio de ajedrez en el que el luso mueve sus piezas buscando sorprender a un Guardiola que ejecuta siempre la misma jugada contra el eterno rival. Solo en la final de la Copa del Rey y en los primeros minutos de la ida de la Supercopa y del último Clásico lo consiguió.

Sin Arbeloa ni Khedira, el esquema del Real Madrid sufrirá una nueva transformación para la Copa del Rey. El doble pivote se queda cojo por la ausencia del alemán y Lass, su teórico sustituto, se perfila para supilir al salmantino en la banda tras su infantil expulsión. Aunque el regreso de Carvalho podría desplazar a la banda a Sergio Ramos para recomponer la defensa.

Se esfuma la posibilidad de que el entrenador blanco asfixie el medio del campo culé con un 'trivote' o "triángulo de presión alta", como Mourinho describió en rueda de prensa. Pero no todo es negativo en el Madrid, al que vuelve Ángel Di María una vez se ha recuperado de su lesión. Tapar a Alves, al que Guardiola reconvirtió de lateral a interior derecho en el último Clásico, será la misión de la banda izquierda del Madrid.

El camino de los blancos en estos ocho partidos comenzó de la peor forma posible. El 5-0 del Camp Nou lo encajó como una derrota más, pero Mourinho aprendió en 2010 que discutir la posesión de la pelota al Barcelona es una misión quijotesca, incluso al frente de un equipo con más fútbol que el Inter al que llevó a la conquista de la Champions.

Tras la infausta goleada, el Madrid se replegó descaradamente. Comenzó la presión en campo propio, achicó la distancia entre líneas y redujo de paso el espacio para que Xavi e Iniesta pensaran. Sólo combinaciones al primer toque y el genio de Messi quebraron la resistencia defensiva blanca. Primó el músculo en el centro del campo y el contragolpe buscando a Cristiano Ronaldo.

La solución de Mourinho fue sencilla: convertir a Pepe en el segundo escudero de Xabi Alonso, junto a Khedira. Mayor presencia y agresividad y menos espacios para el Barcelona. Pero tanto en la Supercopa como en el último partido de Liga, el brasileño retrocedió a la defensa. Mientras el Madrid se cargaba de amonestaciones, Messi apareció por el medio y Cesc golpeó como falso "nueve". De nuevo, triunfó el color blaugrana. Quizá la siguiente partida sea distinta.

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