Roland Garros, sombrero de paja y tonos arcilla

  • Reinventado en su forma moderna en los clubes ingleses a finales del siglo XIX y practicado desde sus orígenes tanto por hombres como por mujeres, el tenis ha mantenido siempre una estrecha vinculación con la moda y la élite social, tanto en las canchas como en las gradas.

Javier Albisu

París, 7 jun.- Reinventado en su forma moderna en los clubes ingleses a finales del siglo XIX y practicado desde sus orígenes tanto por hombres como por mujeres, el tenis ha mantenido siempre una estrecha vinculación con la moda y la élite social, tanto en las canchas como en las gradas.

Pero desde los vestidos encorsetados y las pamelas de ellas entonces, tan garbosas, y las camisas blancas con corbata de ellos, tan decimonónicos, hasta las licras fosforitas y los estampados de hoy en día, de todos los tenistas, ha llovido mucho.

Y si se trata de lluvia, tenis y moda, nada mejor que la primavera de París, esa estación celebrada e impredecible que cada año alberga el torneo de tierra batida más importante del mundo, Roland Garros, donde el estilismo del siglo XXI aflora, en las canchas, en los anfiteatros y, especialmente, en los palcos VIP.

Y la prenda por excelencia en esas exclusivas tribunas, que se remonta a las fotografías en blanco y negro de quienes ya seguían el tenis a inicios del siglo pasado, es el sombrero. Y en Roland Garros, de preferencia, estilo Panamá.

Blanco con banda roja, azul marino o verde, en la tienda oficial del torneo. Más variados, en color y diseño, pero sin llegar ni por asomo al apogeo hípico de Ascot, en cualquier otra "boutique", dentro o fuera del torneo. Incluso se atisba de vez en cuando alguna cabeza recubierta a medida en una sombrería.

Pero no es obligatorio el sombrero, ni tampoco imprescindible para codearse con las estrellas que se dejan caer por el tenis parisino.

Tras presentar en el Festival de Cannes de 2013 "El gran Gatsby", Leonardo Dicaprio lució en Roland Garros gorra de maquinista de tren color beis, de esas que tan populares volvió el rockero Fito Cabrales, por ejemplo.

La tienda oficial también comercializa gorras clásicas, de visera plana, probablemente menos curiosas que los señoriales sombreros, pero muy prácticas y manejables.

Otra prenda que domina las avenidas del Grand Slam de París es el polo, generalmente en tonos claros o color arcilla, aunque en la variedad está el gusto. Vestidos estampados y veraniegos o "shorts", para ellas, pantalones chinos en tonos claros para ellos. Mocasines, esparteras y zapatillas, de tenis, para rematar.

Pero también hay opciones menos clásicas. La diseñadora Chantal Tomass ha concebido una colección "cápsula" de diez prendas inspirada en el universo clásico del tenis, desde el museo de Roland Garros a las prendas tenísticas de inicios los años veinte del pasado siglo, con "un lado femenino muy 'chic', muy femenino", dice.

"La moda y el tenis es una historia que se remonta a inicios del siglo XX, es lo que queríamos encontrar", comenta en "Marie Claire" el director general delegado de la Federación Francesa de Tenis (FFF), Jérémy Botton.

El resultado es una serie de vestidos informales, pamelas, polos, camisetas, sombrillas y pañuelos donde predomina el negro, el rosa y el blanco que se sale de la línea habitual de una creadora acostumbrada a poner su imaginación y "savoir faire" al servicio de la lencería. Adecuados para ver el cine, o para las sesiones nocturnas de jazz que programa el torneo.

También las marcas deportivas intentan crear estilo entre los jugadores, como los tonos intensos que Nike diseña para Rafael Nadal o la línea más clásica que esa misma casa prepara para Roger Federer, la vitrina que Novak Djokovic supone para la japonesa Uniqlo o los estampados de flores grises que H&M coloca en la percha de Thomas Bedrych.

Para ellas, el armario también es generoso. Tonos rosas y anaranjados para Maria Sharapova, una de las raquetas más sensuales del circuito, los vestidos y faldas de Victoria Azarenka o el violeta y naranja fosforita con que Adiddas viste a la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, una de las revelaciones del torneo.

Y por supuesto, los peculiares diseños de Serena Williams, lo mismo en leggins blancos con camiseta fuxia de manga larga que con un vestido corto negro similar a un camisón, con detalles rojos sobre ropa interior color carne.

"Es una cuestión de ilusión (...). La ilusión de la piel desnuda es algo muy bonito", comentó la menor de las hermanas Williams durante la edición del Grand Slam de París en 2010.

En definitiva, todo vale en Roland Garros, desde los modelos de inspiración inglesa y centenaria a los tonos impetuosos de las marcas deportivas con regusto de siglo XXI.

Y más allá del "look", en un torneo en el que las verdaderas estrellas, los tenistas, se pasan los días sudados y en chándal, conviene no olvidarse de algunos prácticos accesorios, empezando por la crema solar y terminando por el paraguas.

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