Rueda y Suárez trasladan su hermandad a dos aficiones unidas

  • La hermandad y la amistad que destilan los técnicos de Ecuador y Honduras, Reinaldo Rueda y Luis Fernando Suárez, respectivamente, se trasladó a la lucha de aficiones en el exterior del estadio Arena da Baixada, que recibió a unos hinchas deseosos de una victoria para que sus selecciones sigan adelante en el Mundial de Brasil.

Juan José Lahuerta

Curitiba, 20 jun.- La hermandad y la amistad que destilan los técnicos de Ecuador y Honduras, Reinaldo Rueda y Luis Fernando Suárez, respectivamente, se trasladó a la lucha de aficiones en el exterior del estadio Arena da Baixada, que recibió a unos hinchas deseosos de una victoria para que sus selecciones sigan adelante en el Mundial de Brasil.

El encuentro que disputarán Ecuador y Honduras será a vida o muerte. Un partido no apto para cardíacos que podría casi enterrar casi todas las opciones de uno de los dos por alcanzar los octavos de final. Sin embargo, la buena sintonía que unen a Rueda y a Suárez llegó a la calle, donde hondureños y ecuatorianos disfrutan juntos de la fiesta del fútbol.

Reinaldo Rueda, artífice de la clasificación y de la participación de Honduras en el Mundial de Sudáfrica en 2010, se cambió de bando para sentarse desde 2012 en el banquillo de Ecuador. Le sustituyó en el cargo Luis Fernando Suárez, que, además, dirigió a la "Tri" en el Mundial de Alemania 2006. Ese paralelismo forjó una amistad que no pasa desapercibida entre los aficionados de ambos países.

"¿Cómo no vamos a ser amigos? Somos todos uno, ecuatorianos y hondureños. Nos unen muchas cosas en el fútbol, hemos compartido muchos éxitos con los mismos entrenadores. Es una pena que seguramente uno de los dos nos tengamos que ir. Mientras, a disfrutar juntos", aseguró a EFE Carlos Roberto, un aficionado hondureño que compartía cervezas con varios de Ecuador.

Entre los ecuatorianos, los ánimos son los mismos. Son mayoría, hay más camisetas amarillas que blancas o azules. Han venido más. La situación económica en el país que preside Rafael Correa es cada día mejor y muchos han podido permitirse coger un avión.

Desde Quito, Guayaquil, Cuenca o Machala llegan los aficionados ecuatorianos, que confían en conseguir una victoria que arregle el desaguisado causado por el helvético Haris Sefarovic en la primera jornada del grupo. Su gol en el minuto 92 deshizo un empate y provocó la derrota de la "Tri", que perdió 2-1 y tres puntos importantes.

Tal vez por eso gritan más. Han recuperado moral después del batacazo y el clásico "sí se puede" retumba por las calles que rodean el Arena da Baixada. "Tenemos que ganar y vamos a ganar, lo sentimos por nuestros amigos hondureños", afirmó a EFE Carlos Segundo, que llegó ayer a Curitiba desde Quito después de cerca de ocho horas de viaje.

No importa el resultado final. Para muchos de los hondureños y los ecuatorianos, la fiesta de presenciar un partido del Mundial es un premio. Quieren que sus selecciones sigan adelante, pero, entre banderas, cervezas, tambores, pitos y cánticos, todos juntos y unidos, tal vez por la amistad de Rueda y Suárez, sueñan con avanzar hacia los octavos de final de la competición más importante del planeta.

Mostrar comentarios