Sí es seguro entrar al agua, dicen navegantes olímpicos en Rio

Los navegantes olímpicos dieron un aprobado a las notorias aguas contaminadas de Rio de Janeiro después del primer día de regatas con fuertes vientos el lunes.

A pesar de inquietudes sobre la presencia masiva de bacteria proveniente de aguas servidas sin tratamiento y el peligro de una colisión de barcos con basura flotante, la mayoría de los regatistas elogió el paisaje y el desafiante recorrido.

"Estas son condiciones perfectas. No puede ser mejor que esto", dijo a la AFP el estadounidense Pedro Pascal, atleta de windsurf (RS:X).

"Es hermoso, como puedes ver", dijo mirando desde la playa de Flamengo hacia el Pan de Azúcar y la bahía de Guanabara.

Los navegantes coinciden en que el dramático paisaje y las ciudades que encierran la bahía hacen que cada decisión táctica en el agua sea un desafío. Y eso les gusta.

"Creo que es el mejor lugar para navegar en el mundo desde un punto de vista técnico", afirmó la danesa Anette Viborg, que compite en el catamarán Nacra 17 con Allan Norregaard.

"Es muy difícil. El viento cambia mucho a raíz de las montañas", explicó tras sacar el bote del agua luego de una sesión de entrenamiento.

El navegante estadounidense de la clase Finn Caleb Paine, que también se entrenaba, dijo que el agua "está muy buena".

Si bien la basura flotante es un riesgo que puede desacelerar el barco, también ocurre lo mismo con las algas, remarcó. "Cada lugar tiene su característica", opinó Paine.

Cerca de la mitad de las aguas servidas del área metropolitana de Rio, donde viven 12 millones de personas, desemboca sin tratamiento en la Bahía de Guanabara. Lo mismo ocurre con montañas de basura que corren por los ríos y alimentan la bahía.

Para impedir que la basura arruine las regatas las autoridades han colocado redes a lo largo de los ríos y desplegado flotas de barcos recolectores de basura denominados "ecobarcos", para tratar de pescar lo que se escapa. Uno de estos barcos patrullaba cerca de las regatas el lunes.

No todos los navegantes están completamente contentos con la situación.

"Está sucio", dijo el tunecino Hedi Gharbi, que compite en un Nacra 17 con su compañero Rihab Hammami. Son los primeros atletas olímpicos de catamarán en la historia de su país.

"Golpeamos algo el otro día y el barco volcó, perdimos el control", dijo, aunque elogió la organización de los Juegos de Rio en general.

El windsurfista italiano Mattia Camboni dijo tras disputar la primera regata de su modalidad que la calidad del agua ha mejorado a lo largo de los meses que ha venido a Rio a entrenar.

Pero el peligro sigue ahí.

"Acabo de ver a un francés justo enfrente mío en la última carrera y se topó con algo", dijo Camboni.

Una pequeña bolsa de plástico puede desacelerar la embarcación en una carrera, "pero si la bolsa no es muy grande se puede saltar usando el poder de la vela, y quizás se va", dijo Camboni.

Las bolsas grandes, no obstante, pueden echar a perder una regata.

"Hay que parar y poner la vela en el agua para sacarla", dijo el italiano.

Ioannis Mitakis, un marinero griego de la clase Finn, se puso a filosofar sobre los peligros escondidos.

"Sobre la basura en el agua, es lo mismo para todos, así que hay que tener cuidado. Mi viejo exentrenador dice que la suerte está con los buenos. La vela es un deporte de suerte, pero el mejor siempre gana".

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