El caballo de Severo Jurado baila Bon Jovi y Santana

El sevillano Severo Jurado no tiene aspecto de alborotador, con su elegante casaca, su pañuelo al cuello y sus botas de montar, pero su ejercicio en la final de doma ecuestre este lunes hizo fruncir el ceño a los puristas y entusiasmó a los novatos.

La culpa la tuvo la música elegida para mostrar las habilidades de su caballo Lorenzo, uno de raza bávara de 10 años, color alazán, e hijo de Lord Loxley, tal y como es descrito en la página de participantes de los Juegos Olímpicos de Rio.

La banda sonora con la que Jurado hizo danzar a Lorenzo mezclaba fragmentos originales de Carlos Santana y Bon Jovi, en contraste con las habituales versiones de clásicos con sintetizador, que dejaban indiferente a un público entre el que abundaban brasileños que acudían por primera vez a una competencia hípica.

Un periodista británico vecino calificaba la osadía de Jurado en términos irreproducibles, pero al público le gustó. Fue el único ejercicio que lo levantó de sus asientos y le hizo protestar una puntuación, la que le daba momentáneamente la tercera posición al sevillano, a falta de dos participantes que acabaron superándolo.

"Es la primera vez que vengo, y estoy encantada, el ejercicio que más me ha gustado es el de Lorenzo, ¡qué belleza!", explicó la brasileña Cristiana Manhaes, de 37 años.

"Elegí a Santana porque soy del sur, es una música que me gusta y va conmigo, y pensaba que podía llegar a un público muy internacional", explicó el jinete a la AFP, mientras sonaba de fondo una versión en sintentizador del clásico "Il Mondo", de Jimmy Fontana, en uno de los ejercicios siguientes.

"La música tiene que identificarte, y esa frase me identifica", agregó, en referencia al uso del estribillo de "It's My Life", de Bon Jovi.

"Cuando el caballo se siente bien con la música, y está en buena forma, sólo hay que concentrarse, escuchar y hacer que el caballo te siga", narró.

No hay muchas reglas en la elección de la música, lo que no impide que la mayoría se parezcan. "La elección de la música es libre, tú eliges la que quieres. No se pueden usar muchos minutos con voz, pero es libre", se defendió.

"La sensación es muy bonita, por eso le habrá gustado al público, pero los jueces lo habrán visto de una manera más fría y técnica", especuló, sobre las razones de la discrepancia entre ellos y el público.

Jurado ignora si el repertorio le pasó factura. "Tengo que ver el video del ejercicio para comprobar la técnica", afirmó, pero en cualquier caso estaba satisfecho con su quinta posición final: "Con estar entre los 18 primeros me conformaba"

El atrevimiento del jinete sevillano podría explicarse por su "juventud". Jurado tiene 27 años, y era el segundo participante más joven de la final, en una disciplina en que los cincuentones siguen ganando medallas y acumulan un número increíble de participaciones olímpicas.

Así, de los 18 finalistas, la mitad superaban los 40 años, y el más mayor era el estadounidense Steffen Petters, con 51, que ganó la primera de sus dos medallas de bronce en Atlanta-1996.

Sin ir más lejos, la otra española de la prueba -es una de las escasas disciplinas olímpicas no segregadas por sexos- era Beatriz Ferrer Salat, que a los 50 años volvía a unos Juegos.

Medallista de plata por equipos y bronce individual en Atenas-2004, no compitió en los Juegos de Pekín-2008 ni en Londres-2012 por lesiones de sus caballos.

Y está, finalmente, el australiano Scott Keach, que compitió por primera vez en Seúl-1988 y no había vuelto a unos Juegos desde entonces.

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