Sevilla 0 (4-2) 0 Benfica: los andaluces logran la trilogía en una agónica final

    • El Sevilla gana su tercer título de Europa League que le eleva al nivel de los más laureados: Liverpool, Juventus e Inter.
    • Beto se convierte en el héroe de los hispalenses al firmar un gran partido y detener dos penaltis en la tanda final.

No podía ser de otra forma. En penaltis, sufriendo, con el agua al cuello en muchas fases del partido y ante un rival, el Benfica, que luchaba contra el Sevilla y contra sus demonios, que en realidad es uno y tiene nombre y apellidos: Belá Guttman, el entrenador que les maldijo en los años 60 tras ganar dos Copas de Europa y ser despedido: sin mí no volveréis a ganar una copa de Europa.

En realidad, la final tuvo un guión que fue muy fiel a la andadura del Sevilla durante toda la competición: la de un equipo luchador que sorteó las adversidades con espíritu de guerrero remontando ante el eterno rival y el Oporto, y más tarde eliminando al Valencia con un gol agónico, el de Mbia, en el minuto 94.

Pero al principio las cosas fueron muy diferentes. El Benfica quería romper ese guión y para ello se lanzó al cuello hispalense. Desplegaron las águilas su vuelo elegante sobre el Juventus Stadium para cumplir la misión histórica de tocar pelo tras perder siete finales europeas. El empuje luso fue tremendo, arrinconando al Sevilla y dejando la línea de atrás casi en el medio campo. Pasaron algunas fatiguitas los hispalenses, que en 12 minutos ya tenían amonestados a Fazio y Alberto Moreno, que completó un partido horroroso el peor día posible: Del Bosque, que lo ha preconvocado para el Mundial, tomó nota desde el palco. Ya veremos qué pasa.

Al Sevilla le costaba dar tres pases seguidos hasta que emergió IvanRakitic para poner algo de orden en su equipo. Los que siguieron fueron los mejores momentos del equipo andaluz, que ya jugaba en campo contrario gracias a las arrancadas de Vitolo, una de las joyas de Monchi esta temporada. Rakitic comprendió que las opciones de su equipo pasaban por conectar con el canario. Y así lo hicieron hasta el descanso, que dejó un partido en tablas con un bonito intercambio de golpes.

La segunda parte comenzó con Unai Emery santiguándose. Fue premonitorio porque su equipo, muy pronto, iba a necesitar ayuda divina. Alberto Moreno, muy impreciso, perdió un balón imperdonable en campo contrario que propició una doble ocasión de Rodrigo y Lima. Bajo palos sacó la primera Nico Pareja, inmenso toda la noche, y la segunda fue taponada por Coke.

A partir de ahí las llegadas se sucedieron sin pausa. El Sevilla respondió al doble susto con una llegada de Reyes a pase de Rakitic y otro disparo del propio Reyes. El partido cobró aires de patio de colegio, cuando no existía el centro del campo y sólo había dos porterías. Ocasiones en las dos áreas con un Benfica esperando atrás convencido de que sus mejores ocasiones llegarían a la contra o por las pérdidas de balón 2013demasiadas- del Sevilla.

El Sevilla tenía la pelota y cierto gobierno de un partido de por sí anárquico. Mal hizo Unai al quitar del campo a Reyes, uno de los jugadores que aseguraban la posesión. En su lugar entró el enigmático y ciclotímico Marco Marin, al que este año sólo se le han visto detalles. No olió una el alemán. A su entrenador no le tembló el pulso y lo quitó del campo. Entró Gameiro, que hace una semana sufrió un esguince de rodilla.

Bien que agradeció el cambio el conjunto luso, que en los últimos compases de la segunda parte tuvo el balón y puso en varios aprietos a Beto, otro ídolo del sevillismo nacido de la Uefa, competición fetiche del equipo de Nervión. Llegó la prórroga y el portero, custodiado por Fazio y Pareja, siguió inmenso salvando a su equipo, cada vez más débil. A pesar de las flaquezas, Bacca tuvo la final en un mano a mano ante Oblak, pero disparó fuera.

Suspiraba angustiado el sevillismo en la grada del Juventus Stadium, que pedía a gritos la tanda de penaltis. Llegó. Comenzaba la calma para los andaluces y el calvario para los lisboetas. Se apretó los guantes Beto y miró al cielo acordándose de su padre. Enfrente desfilaron los jugadores del Benfica con la sombra de Guttman sobrevolando sus cabezas. Era demasiado. Beto lo sabía, se vino arriba y detuvo los penaltis de Cardozo y Rodrigo. El Sevilla no falló ninguno y Gameiro, fino francés, marcó el último, el que da la tercera Europa League al Sevilla y eleva al equipo de Nervión al nivel de los más laureados: Liverpool, Inter y Juventus.

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