Simeone, máximo exponente del triunfo en el fin del duopolio Madrid-Barça

  • Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, fue el máximo triunfador de una Liga que acabó con el décimo título rojiblanco y con una dualidad Real Madrid-Barcelona de triunfos que ambos acapararon desde 2004, cuando el Valencia alzó el último trofeo sin color blanco o azulgrana.

Juan José Lahuerta

Madrid, 18 may.- Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, fue el máximo triunfador de una Liga que acabó con el décimo título rojiblanco y con una dualidad Real Madrid-Barcelona de triunfos que ambos acapararon desde 2004, cuando el Valencia alzó el último trofeo sin color blanco o azulgrana.

El técnico argentino simbolizó la el ejemplo de lucha y tesón diario durante nueve meses incansables en los que el Atlético consiguió un campeonato brillante y refrescante para la Liga, necesitada de otros nombres ajenos a los de Real Madrid y Barcelona que comenzaban a restar valor e incluso interés al torneo.

El empate final en el Camp Nou, con una exhibición de fútbol, garra, lucha y talento será recordado para siempre como el final perfecto para un equipo que consiguió el éxito cuando más lo merecía y que pudo perder por un solo gol de forma injusta.

Fue un uruguayo, Diego Godín, quien voló por encima de la defensa del Barcelona para cabecear un balón que cuando besó la red de José Manuel Pinto hizo justicia a un grupo que siempre será recordado. El director de la orquesta, Diego Simeone, que además condujo a sus pupilos hacia una final de la Liga de Campeones, se coronó este curso como el máximo triunfador del torneo de la regularidad.

Su nombre estará unido para siempre al Atlético de Madrid, como el de alguno de sus jugadores que permanecerán en el recuerdo. Nadie olvidará a Diego Costa, Koke Resurrección o Thibaut Courtouis, los mejores representantes del equipo campeón.

Pero el Atlético de Madrid y sus figuras no fueron los únicos triunfadores de una campaña en la que otros, aunque no volaron tan alto, dejaron su sello en el olimpo del éxito. Acompañarán a Simeone y la décima Liga atlética para presumir durante el verano de sus hazañas.

Es el caso del Athletic de Bilbao, que acabó en la cuarta posición para disputar la Liga de Campeones dieciséis años después desde la última vez. No participaba en ella desde la edición de 1998 y volverá a disputarla, si supera la ronda previa, gracias a la gran temporada de un grupo muy bien dirigido por Ernesto Valverde.

Con el nuevo estadio de San Mamés como bastión, el Athletic selló su presencia en Europa en Vallecas, tres jornadas antes del final, en medio de una euforia indescriptible para una afición que pasó de soñar con Marcelo Bielsa y perder una final de Copa y otra de la Liga Europa a la despedida del argentino con un periodo de transición que no fue tal gracias a Valverde.

Parecido éxito europeo consiguió el Villarreal, que de jugar en Segunda División pasó a Primera y a disputar la Liga Europa tras acabar el sexto en la Liga BBVA. El entrenador Marcelino García Toral consiguió que su equipo no pareciera un recién ascendido para dar la sorpresa agradable del curso.

También triunfó el Sevilla de Unai Emery, que, aparte de ganar la Liga Europa en una final agónica al Benfica, consiguió desperezarse a tiempo para escalar posiciones en la Liga hasta llegar a la quinta plaza.

Cuando más parecía hundido el cuadro sevillista, más se levantó hasta alcanzar la gloria. Un equipo bien hecho, con nombres como los del croata Ivan Rakitic, el colombiano Carlos Bacca o el francés Kevin Gameiro hicieron gozar a los aficionados del estadio Ramón Sánchez Pizjuán.

Luis Enrique, en el Celta, también fue otro de los hombres destacados del año. Siguiendo la cultura del Barcelona, el entrenador asturiano guió a sus hombres hacia una salvación holgada en su regreso a Primera. Lo hizo con un fútbol atractivo y atrevido que podría llevar al ex jugador del Barcelona a dirigir la temporada que viene al club blaugrana.

Paco Jémez y su Rayo Vallecano también tienen un hueco entre los mejores. El técnico canario confío en su filosofía de posesión y buen trato de balón pese a las críticas que sufrió en algunos tramos de la temporada en los que el bloque madrileño parecía condenado a descender. Sin embargo, confío en sus posibilidades hasta salvarse sin problemas y soñar con equipos de mayor enjundia que adopten su sabiduría.

Otro que no desentonó entre los mejores fue Cosmin Contra. Su Getafe, al que volvió cuando más lo necesitaba y sonaban todas las alarmas, vivió una temporada agónica que salvó gracias a las ganas y el empuje del rumano, que resucitó a un cadáver en el último tramo del curso. La salvación del Getafe prácticamente es suya.

Todos ellos, junto a figuras como las del máximo goleador Cristiano Ronaldo (alcanzó las 31 dianas en Liga) o las del mexicano Carlos Vela, Nolito o Joaquín Larrivey, triunfaron por encima del resto excepto uno: Diego Simeone y su Atlético de Madrid, coronado como el mejor de un año en el que por fin se extinguió el dominio del Barcelona y del Real Madrid.

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