Sin Messi en el campo, el Barcelona no tiene plan B

  • El empate sin goles ante el Athletic en la Copa del Rey, primer partido sin marcar desde el tropiezo con el Hércules en la segunda jornada de Liga, ha dejado la sensación entre los aficionados del Barcelona de que el equipo azulgrana tiene un punto débil: la falta de banquillo y, sobre todo, la dependencia de Messi.
Messi y Keita, dos de los 180 extranjeros que juegan en la Liga
Messi y Keita, dos de los 180 extranjeros que juegan en la Liga
Jorge Ramírez Orsikowsky

La Copa del Rey, el torneo del K.O, bajó al Barcelona de la nube en la que estaba instalado desde hacía un mes. No por el resultado, un empate a cero tan peligroso para los azulgranas como para los leones, aunque en el Athletic seguro que están muy satisfechos con el marcador y con llegar vivos a San Mamés. No. Lo que ha despertado a los culés del feliz sueño que vivían ha sido la sensación de que la máquina azulgrana no es tan perfecta como se intuía, que hay una pequeña fisura, un talón de Aquiles del que se habían olvidado.

Ya al principio de la temporada se hablaba de la poca profundidad de armario con la que cuenta Pep Guardiola. Sobre todo, cuando en el primer mes de competición, con las rotaciones habituales del entrenador, cayó con el Hércules y empató con el Mallorca en el Camp Nou. Sin embargo, los buenos resultados fueron apartando esa idea, y más con el último mes triunfal del equipo en el que cosechó goleadas a ritmo de récord: 31 tantos en siete partidos, por uno solo en contra.

La felicidad era completa en el Barcelona y no se dio importancia a un detalle. Los festines tenían lugar cuando los titulares estaban a la mesa. El once formado por Valdés, Alves, Piqué, Puyol, Abidal, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro, Villa y Messi era el responsable de la enorme superioridad del Barcelona sobre cuantos rivales se cruzaban en su camino.

En cambio, cuando faltan piezas vitales, el juego no es el mismo. Sin Xavi o Iniesta, el centro del campo no produce tantísimo fútbol como con ellos en el campo, pero si hay una ausencia que se note como ninguna otra, es la de Messi. Es evidente que cualquier equipo sentiría la baja del mejor jugador del mundo, pero en el Barcelona esperaban que no fuese tan determinante, o quizá lo habían olvidado. Prueba de ello es que, esta temporada, ha jugado casi todos los partidos hasta ahora.

Guardiola regala 45 minutos al Athletic

Ante el Athletic, Guardiola tuvo que sacar al argentino a los pocos minutos de empezar la segunda parte porque su equipo no conseguía llegar con peligro al área de Iraizoz. Messi garantiza desborde y no es raro verle sortear a varios defensas seguidos, lo que lo convierte en el abrelatas perfecto para hacer saltar por los aires cualquier sistema defensivo. Su sola presencia altera el ritmo cardiaco de los rivales y les hace desconfiar de sus posibilidades.

También tuvo que echar mano el técnico de Villa porque Bojan estuvo gris. En el canterano hay puestas muchas esperanzas y por eso se le acaba de renovar, pero Villa está a años luz de él en todos los conceptos futbolísticos. Por algo pagaron por él 40 milones de euros. En cambio, Mascherano cuajó un buen encuentro, lo que es una buena noticia porque Busquets es otra pieza imprescindible en este equipo en aquello que se llama el trabajo oscuro.

La clasificación para cuartos de final de la Copa del Rey no peligra, aunque se ha complicado. Guardiola apostó por los suplentes porque ellos "ganan los títulos" y no le salió la jugada. Sería muy raro que en San Mamés volviera a apostar por Mascherano, Keita y Bojan el lugar de Busquets, Messi y Villa. Al final, tendrá que ser el once de gala el que gane el pase porque el Athletic morderá en su campo, y más si tiene a Fernando Llorente.

De aquí al final de temporada, los aficionados azulgranas e incluso el mismo Guardiola cruzarán los dedos para que Messi no tenga ningún percance físico, especialmente cuando llegue la primavera, el momento en el que los grandes se juegan los títulos, o eso se dice. La Pulga es imprescindible se mire como se mire y sin él, el Barcelona no es tan temible.

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