Sonrisas y lágrimas en Zúrich

  • El Palacio de Congresos de Zúrich, que contempló la coronación de Cristiano Ronaldo como Balón de Oro 2013, testificó como en pocas ocasiones un derroche de emociones que alteraron la habitual frialdad de un acto poco dado a situaciones al margen de un guión marcado.

Madrid, 13 ene.- El Palacio de Congresos de Zúrich, que contempló la coronación de Cristiano Ronaldo como Balón de Oro 2013, testificó como en pocas ocasiones un derroche de emociones que alteraron la habitual frialdad de un acto poco dado a situaciones al margen de un guión marcado.

El trayecto fijado para el desarrollo de la ceremonia se humanizó con tributos emotivos como el que recibió el legendario Eusebio, fallecido hace unos días o las lágrimas que dejaron en el escenario el histórico Pelé y, sobre todo, el premiado Cristiano Ronaldo.

Toda la conmoción quedó para el final de un acto que transcurrió según lo establecido. Sin salidas de tono y con aspecto pomposo. Con elegancia. Tanto por parte de los nominados como de los asistentes. Espectadores en el patio de butacas.

Sobresalió el modelo elegido por Leo Messi. Suele llamar la atención la indumentaria del argentino, empeñado en que sus trajes no pasen inadvertido. Convertido este aspecto ya en uno de los alicientes de la gala, no decepcionó en esta ocasión.

Messi apareció con un traje color berenjena que sobresalió a la sobria elegancia que mostraron tanto Frank Ribery como Cristiano Ronaldo, ataviados con traje oscuro.

La vestimenta del argentino tuvo tirón. Aunque los comentarios acerca de su pantalón y americana pasaron a un segundo plano cuando la emoción se instaló en el escenario del salón del Palacio de Congresos.

Hubo respeto a la figura de Eusebio, a la que también recordó Ronaldo con el trofeo ya en mano. Y especialmente silencio cuando el exjugador brasileño Edson Arantes Do Nascimento, 'Pelé', fue incapaz de evitar las lágrimas cuando recibió el primer 'Balón de Oro, Premio de Honor' de la FIFA, que reconoció toda su carrera como futbolista, con tres Mundiales ganados (1958, 1962 y 1970) y 1.281 goles, récord mundial de la historia, según la FIFA.

Pelé tomó el trofeo con todos en pie. Lloró el astro brasileño. "Sólo puedo agradecer a Dios haberme dado salud para jugar tantos años. Desde luego, no jugué solo, siempre jugué con amigos. Tampoco me olvido de los que me limpiaban los zapatos, los fisios... Tenía gente fantástica a mi alrededor", recordó.

Fue emotivo la reacción de Pelé. Pero más, por inusual e inesperada, la de Cristiano Ronaldo. La ambición, la combatividad y algunas actitudes fuera de ton habían deshumanizado al portugués, que se derrumbó con el trofeo en la mano. De la presión y la ansiedad pasó al vacío. Acompañado de su hijo. Contemplado por su novia Irina, emocionada y, sobre todo por su madre, superada por la situación.

"No tengo palabras para describir este momento", dijo mientras las lágrimas caían por sus mejillas. "Gracias a todos mis compañeros del Real Madrid y selección, a mi familia que está aquí presente. Es un honor. Es muy difícil ganar este premio. Ha sido gracias a mi presidente (del club madrileño, Florentino Pérez) y a muchas personas que están junto a mí", añadió.

Cristiano recordó la figura del mito portugués Eusébio, recientemente fallecido. "Quiero mencionar a Eusébio y también a mi novia y mi hijo. Es un momento muy emocionante, no puedo hablar más".

Al lado, las sonrisas de Pelé y el presidente de la FIFA Joseph Blatter. También las de la compostura, en el rostro de Leo Messi, segundo en las votaciones y, especialmente, del francés Frank Ribery, instalado en un momento posiblemente único.

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