Supercopa ACB. Sin Rudy, la vida sigue igual… y de color azulgrana

  • Había mucha expectación ante la segunda semifinal de la Supercopa de la ACB. Frente a frente, Barcelona y Real Madrid, nada más y nada menos que un clásico para el primer partido oficial de ambos. La emoción se mantuvo hasta el final, pero el equipo culé demostró al eterno rival que, pese a sus nuevos fichajes, siguen estando por encima (74-70).
Aitor Amorós (Enviado especial Bilbao)

Xavi Pascual avisó en la previa que su equipo, el actual campeón de Liga y Copa, llegaba a esta competición por debajo del "50% del nivel que podemos alcanzar". Sólo con eso, le bastó al Barcelona para volver a ganar al Madrid, como el año pasado. Y las diferencias las marcó desde el principio: a los cinco minutos, 15-4 en el luminoso. Sobre el parqué se veían los mismos problemas en los blancos, y el mismo rodillo azulgrana.

La ausencia de última hora de Rudy Fernández afectó, y mucho, al equipo de Laso tanto en el aspecto deportivo como en el mental. Sin el mallorquín, el Real Madrid se quedó sin la gran estrella del nuevo proyecto, sin el jugador desequilibrante que debe marcar las diferencias. Sus compañeros acusaron el golpe psicológicamente: antes del partido se veían de igual a igual, pero sin Rudy, parecían sentirse un poco inferiores.

Una de las malas señales que lanzó el equipo madridista en este tramo inicial llegó en la figura de Carroll. El jugador contratado para sumar y sumar puntos, para ser ese tirador tan anhelado en la plantilla blanca, sumó sus primeros puntos mediado el segundo cuarto… y desde la línea de los tiros libres. El norteamericano, máximo anotador de las dos últimas ligas ACB, en una decisión sorprendente de Laso no salió en el quinteto titular.

También se mostró inferior el Madrid, durante los dos primeros cuartos, en la dirección del juego. Marcelinho y Sada tomaron las riendas del partido e hicieron sudar y correr a Llull y a Sergio Rodríguez. Por su parte, los hombres altos azulgranas no fueron tan dominantes en ambas zonas como en ocasiones pasadas. Con Felipe Reyes al mando, el equipo blanco superó en el apartado reboteador.

El lunar en el Barcelona Regal tuvo nombre y apellido: Juan Carlos Navarro. La noche del MVP del último Eurobasket fue muy gris, estuvo irreconocible. Levantó el vuelo en el último cuarto, cuando su equipo más lo necesitaba, pero acumuló sólo 12 puntos y unos porcentajes de tiro como pocas veces ha presentado.

Paso adelante del Real Madrid

El tercer cuarto pudo dar un vuelco a la historia reciente de los 'clásicos'. En la primera canasta, los merengues empataron a 35. Y un triple de Suárez sirvió para poner a los suyos por delante, una posición en la que llegarían al último periodo (52-58). Con merecimiento, porque el Real Madrid mostró su mejor cara: una defensa intensa, muy bien desarrollada y con muchas ayudas, y el acierto en el tiro de Carroll (ahora sí) y Pocius, dos debutantes que han llegado con ganas y hambre. Fueron diez minutos en los que el Madrid cambió el chip, se dieron cuenta de que no eran inferiores al Barcelona.

Y a tres minutos para el bocinazo final se llegó con una margen de +2 para los blancos, una ventaja que fue superior, pero que se encargó de acortar Navarro. En ese momento se vio que todavía existe distancia entre ambos equipos, que aún tiene que recorrer camino el Madrid. Les tembló el pulso a los blancos, y lo aprovecharon los culés para meterse en la final de la Supercopa.

Mostrar comentarios