Supercopa de Europa: las claves del partido

El arranque del Oporto

Los portugueses impusieron un ritmo altísimo a los primeros minutos del choque, logrando que el Barcelona se encontrara muy incómodo. La presión del Oporto, con las líneas muy adelantadas y asfixiando la salida del balón de los de Guardiola, les reportó las ocasiones más claras durante el primer tramo de la Supercopa. Cuando se terminaron las fuerzas, el Barcelona recuperó su línea habitual.

Las condiciones: humedad, césped, balón,…

El primer título europeo de la temporada es todo un 'marrón' para los equipos, y en las condiciones en las que se juega, más aún. El estadio Luis II de Mónaco nunca está lleno, por lo que la sensación de estar en una final pocas veces se alcanza. El césped, año tras año, sigue con el mismo estado lamentable, pese a que es una de las quejas más repetidas. La humedad que hace en el Principado en estas fechas es otra recurrente protesta, y como se pudo ver en las sudadas camisetas de los jugadores, pegadas a los cuerpos de los jugadores  como si hubieran estado en una piscina.

Y además estaba el balón, muy liviano y con efectos raros, de la misma marca que otros modelos que han recibido críticas como el del Mundial de Sudáfrica o la Supercopa de España. Aunque para los jugadores de clase, parece un problema menor.

La defensa del Barcelona

Pese a no contar los centrales titulares por las lesiones de Puyol y Piqué, la zaga azulgrana no tuvo excesivos problemas para solventar un compromiso, a priori, muy complicado. Mascherano y Abidal cumplieron y ataron en corto a Kléber y Hulk, que apenas dispusieron de ocasiones. También contaron con la inestimable ayuda de sus rivales… ya que el Oporto apenas se acercó con peligro a la meta de Valdés.

Siempre Messi… y también Valdés y Cesc

Rara es la vez que el argentino no aparece en una gran cita con el Barcelona. En Mónaco, en la única competición en la que le faltaba por marcar, aprovechó un regalo de Guarín para superar en el mano a mano, con un regate increíble, demoledor, a Helton y abrir el marcador.

Pero no estuvo solo en la Supercopa, también le acompañaron Víctor Valdés y Cesc como protagonistas. El guardameta salvó a su equipo con algunas intervenciones de mucho mérito, especialmente una tras un disparo Guarín muy ajustado al palo, aunque también tuvo alguna salida a destiempo que fueron sustos gordos para sus compañeros. Y el ex capitán del Arsenal parece estar tocado con una varita, ya que ha ganado dos títulos en una semana, y en el Principado marcó el segundo tanto de su equipo, el de la sentencia.