Tade, el argentino que vive en Nueva Zelanda su "crecimiento personal"

  • Emiliano Tade, pieza fundamental en la epopeya del Auckland City, el equipo semiprofesional que el año pasado logró el tercer puesto en el Mundial de Clubes, dio el salto a Argentina tras el éxito, pero no se adaptó y regresó a Nueva Zelanda para continuar su crecimiento personal.

El campeón de Oceanía, que abre la edición 2015 del Mundial de Clubes el 10 de diciembre en Yokohama ante el Sanfrecce Hiroshima, se quedó a un paso el año pasado de jugar la final ante el Real Madrid. Un gol en la prórroga del San Lorenzo (2-1) en semifinales terminó con el sueño.

"Después fue un año atípico en muchos aspectos. Yo, como otros, tuve la chance de ir a jugar fuera, nos abrió muchas puertas", explica Tade en una entrevista a la AFP.

"Por primera vez el club, los jugadores y el equipo nos sentimos profesionales", añade.

El delantero de 27 años aceptó la propuesta de Mitre, el club de su ciudad Santiago del Estero. Pero algunos meses después llamó al Auckland para saber si podía regresar.

"La decisión de volver no tuvo nada que ver con el fútbol, fue por el estilo de vida, el camino de vida que he venido tomando. Allí sentía que me estaba estancando en muchas cosas", relata.

"En el día a día sentía que no crecía. La autosuperación, conocer siempre nuevas cosas y aprender de los desafíos que tiene en la vida. Cuando uno está en casa vive en la zona de confort. Vivir en otro país te ofrece desafíos muchos grandes, con el idioma, con la cultura y conocimientos", continúa.

El jugador, que vivió en Buenos Aires antes de iniciar su periplo en Nueva Zelanda en 2009 en las filas del Team Wellington, empezará el curso que viene la carrera de psicología.

En el país del rugby, lejos de la fiebre por el fútbol que existe en Argentina, Tade ha encontrado su sitio.

"Para ser sincero no veo mucho fútbol, trato de apartar lo que es el trabajo de lo que es la vida, el día a día. No soy muy fanático, alguna vez, un partido de la Copa de Libertadores o un Clásico", reconoce.

Dentro de un equipo semiprofesional, en el que gran parte de sus jugadores acuden a entrenar después de sus trabajos, él es un privilegiado.

"Tenemos un trabajo, el 'community coaching', que consiste en enseñar fútbol en los colegios", dice sobre sus obligaciones con el club más allá de entrenar.

"En el tiempo libre me gusta leer y pasar tiempo solo, a veces también en compañía. Me junto mucho con Ángel Berlanga, de mi equipo", añade sobre su vida neozelandesa.

Con respecto a su equipo, Tade también destaca el crecimiento: "Este año está mucho más maduro y no se trata de tener nuevos jugadores, lo importante es el proceso que el club ha completado en los últimos años".

"La clave es la humildad, el sacrificio, el trabajo y tener los pies sobre la tierra. El entrenador (Ramón Tribulietx) ha cambiado la filosofía de juego y del club", comenta.

Su personalidad también destaca cuando se le recuerda por la ocasión que tuvo hace un año en Marruecos frente al arquero del San Lorenzo, que pudo suponer el pase a la final para su equipo.

"Siempre me lo preguntan y te aseguro que esa noche dormí muy tranquilo, nunca me lo he reprochado ni nada, son cosas del fútbol que pasan. Otras veces metes un gol que no sabes de dónde ha venido", cuenta.

Cierra con un mensaje que define su manera de ser: "Mi filosofía es pensar que esto es un viaje y lo disfruto de esa manera".

pm/iga

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