Un español en el marcial equipo chino de vida monacal que puede acabar cuarto

  • A sus 35 años, el español Ibán Cuadrado es uno de los pilares de la defensa de un modesto, pero muy particular, equipo chino que aisla a sus jugadores todo el año, el Shanghai Dongya (SIPG East Asia, en su nombre internacional), y que tras dos años en la máxima categoría puede acabar siendo cuarto.

José Álvarez Díaz

Chongming (China), 1 nov.- A sus 35 años, el español Ibán Cuadrado es uno de los pilares de la defensa de un modesto, pero muy particular, equipo chino que aisla a sus jugadores todo el año, el Shanghai Dongya (SIPG East Asia, en su nombre internacional), y que tras dos años en la máxima categoría puede acabar siendo cuarto.

Sus futbolistas pasan la temporada recluidos en una base de entrenamiento muy retirada, creada por el presidente del club, el ex seleccionador chino Xu Genbao, que brilló como jugador en dos equipos de origen militar (el Equipo del Ejército de Nankín y el Bayi, o "Primero de Agosto", fecha fundacional del Ejército chino).

En la base, junto al Parque Forestal de Dongping, en lo más profundo de la enorme y rural isla de Chongming, en la desembocadura del río Yangtsé, en el último bastión de tierra al norte de Shanghái, a unas dos horas de la ciudad, los futbolistas llevan una vida monacal, sin distracciones, estrictamente por y para el fútbol.

De allí sólo se sale los fines de semana, para viajar a jugar a su estadio, el olímpico de Shanghái, en pleno centro, o a otras ciudades chinas (como ahora para cerrar la liga ante el Tianjin TEDA), y allí se trabaja y se vive, con entrenamientos dobles hasta tres días por semana, basados en carreras y ejercicios repetitivos.

En su último entrenamiento antes de terminar, mañana, la temporada de la Súper Liga de China (CSL), en la que el Dongya podría marcar un hito en su propia historia, acabando muy por encima del conjunto estrella de la capital económica de China, el Shanghai Shenhua, Cuadrado explicó a Efe cómo se vive el equipo desde dentro.

"Es un trabajo muy constante, muy repetitivo, duro", dijo, "todas las semanas lo mismo: entrenas muchísimas veces, doblas muchísimos entrenamientos, haces casi siempre las mismas cosas, pero bueno, lo llevan haciendo así 15 años (desde la fundación de un equipo anterior de Xu, cantera del Dongya), y parece que les funciona".

"Es una manera de trabajo... No rudimentaria, sino tradicional, diaria, constante, una rutina pura y dura", comentó.

"El primer año me costó muchísimo", recordó, "porque no había día libre, descansas muy poco, no tienes tiempo al final para ti, porque aquí donde estamos no hay nada que puedas hacer, sólo ves Shanghái los fines de semana para jugar".

"Es una vida un poquito militar, pero es normal, vienen de una cultura así, y siempre han sido muy rectos", añadió, pero reconoció que eso ayuda a evitar que los jugadores chinos más jóvenes se distraigan, y que, al combinarse con una filosofía de juego como la del Barça, de tocar mucho el balón, les ha dado buenos resultados.

"Xu conoce la cultura china, y conoce a los jugadores, y sabe que esa es la clave para poder conseguir cosas", admitió.

El español, veterano del Barcelona B, el Real Murcia, el Málaga, el Rayo Vallecano, la SD Ponferradina y el Salamanca, llegó el año pasado a un Dongya ("Asia Oriental", en chino) que vivía su primer ascenso desde su fundación en 2005 por Xu, el mito del fútbol local que había dado al Shenhua, como entrenador, su única liga, en 1995.

En la CSL, Cuadrado jugó en 2013 todos los minutos de la temporada, en la que llegó a marcar, ante el Wuhan Zhuoer, el gol que permitió al Dongya seguir en primera, y en 2014 sólo una breve lesión le ha impedido estar en todos los partidos.

Incluso Xu, que no es muy dado a las entrevistas, y que a sus 70 años se retira mañana, tras vender el equipo a su principal patrocinador (SIPG, la gestora estatal del puerto mercante de Shanghái, que dará un nuevo nombre al conjunto en 2015, "Shanghai Shanggang", o "Puerto de Shanghái"), aceptó hablar a Efe por él.

"Ibán, aunque tiene 35 años, pudo adaptarse al equipo enseguida, supo aceptar nuestro tipo de entrenamiento y estar a la altura para poder jugar todo el tiempo que quiera", comentó con agradecimiento.

Para Xu, aislar del resto del mundo a sus jugadores en su base de Chongming, rodeada de bosques y separada de las más apartadas afueras de Shanghái por media hora de ferry o la combinación de túneles y puentes sobre el agua más larga del mundo, a través de varias islas, es gran parte de su receta del éxito.

El secreto está en tres factores -aseguró-: su estilo de presionar y pasar mucho el balón, la buena integración de los extranjeros en este sistema de concentración y trabajo, y el aislamiento para "garantizar que todos están en las mejores condiciones para entrenarse", sin distracciones diurnas ni nocturnas, "sólo fútbol".

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