Un viaje evitable que España puede acusar

  • El viaje de vuelta de la selección española a Gniewino desde Donetsk, unos 1.900 kilómetros, para regresar tan solo dos días después al mismo estadio donde accedió a semifinales, respondió a la planificación y al deseo de Vicente Del Bosque pero ha encontrado el malestar de algún internacional.

Roberto Morales

Gniewino (Polonia), 25 jun.- El viaje de vuelta de la selección española a Gniewino desde Donetsk, unos 1.900 kilómetros, para regresar tan solo dos días después al mismo estadio donde accedió a semifinales, respondió a la planificación y al deseo de Vicente Del Bosque pero ha encontrado el malestar de algún internacional.

"Era como venir a casa. Descansar un par de días en un sitio que es como nuestro hogar donde trabajamos con tranquilidad. Quizás me he podido equivocar pero es decisión mía", asume Del Bosque en las entrevistas que ha concedido antes del nuevo madrugón que en unas horas volverán a darse para regresar a Ucrania.

El cuerpo técnico de la selección española eligió hace meses la tranquila localidad de Gniewino para establecer su 'cuartel general'. Era una ubicación perfecta. Alejado del bullicio que genera una gran competición. Un lugar donde no hay más hoteles que el que ellos ocupan.

Lujoso, con todo al alcance de sus manos, incluso el campo de entrenamiento donde llevan trabajando a diario tres semanas. Los jugadores bajan andando a él. Una rampa de cincuenta metros de distancia. A una hora y medio de Gdansk, localidad donde disputaban los tres primeros partidos de la Eurocopa 2012.

España se clasificó primera de grupo y su destino era Donetsk. Ya no jugaría más en Polonia. Ucrania sería el país que vería su camino en el intento de hacer historia hacia la triple corona. Los cuartos y la semifinal en Donetsk. La soñada final en Kiev. Estudiaron las posibilidades y decidieron mantener en pie el plan inicial.

No importó que el escenario de los cuartos de final fuese el mismo que las semifinales, el Donbass Arena. Las diez horas de desplazamiento, entre ida y vuelta para los cuartos, que serán quince antes de jugar las semifinales. Entre esperas, hora y media en autobús y el vuelo, no baja de las cinco horas de viaje. Tras regresar a las 6.00 de la madrugada a Gniewino tras pasar viajando la madrugada del partido de cuartos, los internacionales españoles estaban agotados. Pesos importantes del vestuario hicieron ver a Del Bosque que la decisión no ha sido la más correcta.

Sumado a los dos días que Portugal gana sobre España en la preparación del partido, cosas del calendario, la vuelta a Gniewino ha generado un nuevo debate. Superado el de un punta o 'falso nueve', el de los medio centros, llega ahora el del cansancio. Jugadores al límite de sus fuerzas en el final de temporada, pocas rotaciones del seleccionador y un viaje evitable que pueden acusar.

Del Bosque tiene la virtud de escuchar. Luego recapacita y decide. En esta ocasión modificará el camino. España tenía previsto repetir operación si accede a la final. No lo hará. Finalmente si elimina a Portugal, ya no abandonará Ucrania. Hará noche en Donetsk y estudia el desplazamiento a Kiev para estar ya en la sede de la gran final.

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