El veterano Gera, del infierno al cielo en 22 metros

El veterano húngaro Zoltan Gera ha vivido en los últimos años un infierno con las lesiones, pero el pasado miércoles se elevó al cielo con una sublime volea desde unos 22 metros de área, firmando a sus 37 años el renacimiento de una gran jugador.

Tras un mal rechace de cabeza del portugués Nani, el balón llegó a Gera, quien a unos 22 metros de la portería, controló con el pecho y enganchó un zurdazo que se coló junto al palo izquierdo defendido por Rui Patricio.

Era el gol con el que se abrió el marcador en un partido loco que acabó con 3-3 y la clasificación para octavos para ambos equipos, aunque sorprendentemente con las posiciones invertidas: Hungría primero y Portugal tercero.

"El mejor vino es el más viejo y cuanto más viejo más bueno, estoy feliz por ello", bromeó Gera tras el partido contra los portugueses.

El seleccionador alemán de Hungría Bernd Storck tenía la intención de dejar descansar al veterano jugador, puesto que la clasificación para los cruces ya estaba asegurada, pero tuvo que jugar para suplir otras bajas. Y no se lamentó de su decisión: "Tiene 37 años y ha firmado un partido de clase mundial", destacó el técnico.

El domingo, en Toulouse, los nuevos magiares mágicos buscarán un boleto para cuartos de final de la Eurocopa ante Bélgica, unas instancias que los húngaros no pisaban desde hacía décadas.

Si bien ha cedido el brazalete de capitán a la nueva estrella del fútbol húngaro Balázs Dzsudzsák, el excentrocampista del West Bromwich Albion y del Fulham (92 selecciones) sigue siendo uno de los pilares de la selección magiar. Es uno de los pocos húngaros que puede presumir de haber sido titular en un gran torneo.

Gera es un superviviente. Las lesiones que ha encadenado en los últimos años hubiera supuesto el final de la carrera para la mayoría de jugadores treintañeros.

"Hace unos años, ni siquiera sabía si sería capaz de jugar para Hungría o para un club, puesto que tuve serias lesiones, pero estoy en un buen equipo en Hungría y ellos me han puesto en forma", explica.

Tras no ver renovado su contrato por el West Brom tras 10 años en Inglaterra, el nativo de Pecs, al sur del país, ha regresado a sus orígenes firmando hace dos años por el mítico Ferencvaros.

Coincidencia o no, el club en el que fue campeón de Hungría en 2001 y 2004 antes de dar el salto a Inglaterra, acaba de volver a ganar la liga con Gera como director de orquesta.

Hoy lleva la camiseta de su país con el número 10, todo un milagro para alguien que no era más que un pequeño delincuente en Pecs. "Viví años negros, muy difíciles. ME pasaba el tiempo en la calle, sin hacer nada. Literalmente, casi me suicido", admitió hace poco en la web de la FIFA. "Pero a los 16 años cambié. O más bien fue Dios el que cambió mi vida".

Hurtos, drogas, alcohol... Gera, demasiado castigado para continuar en el fútbol, ve directo contra la pared, pero su padre se lo llevó a la iglesia. Y fue una revelación. "Mi vida realmente comenzó desde ese momento", asegura. A tal punto que se ha convertido actualmente en uno de los principales representantes de la iglesia evangélica.

En todo caso, en la que debería ser su última gran competición internacional, Gera está con los ángeles. "Ya no soy un niño pequeño. Cada partido es un regalo para mí".

"Estamos viviendo una epopeya fantástica. Antes del torneo, nadie se esperaba a que ganásemos ni un solo punto", admite.

¿Por qué no soñar ahora con hacerse un hueco en el panteón del fútbol húngaro junto a los representantes de la Generación de Oro de mediados de siglo pasado liderada por Ferenc Puskas?

"Esta generación merece que se hable de ella. Hay que dejar en paz ya a las generaciones de los años 1950 y 1960", solicita Storck. Gera, que ya ha clasificado a Hungría para su primera fase final en las últimas tres décadas, sueña ahora con dejar huella contra los Diablos Rojos.

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