Vuelta a España 2013: una carrera de despedidas, revanchas y subidas

Llega la Vuelta a España más marítima de toda la historia. Será así porque hoy los equipos echarán a rodar desde una batea de mejillones adaptada. El Dios Neptuno verá partir a los 198 valientes que harán frente a la tercera grande de la temporada. De entre todos ellos, apenas unos pocos están llamados a revolucionar una carrera marcada el recorrido y por los nombres propios que competirán y, un año más, no por las ausencias.

Algo debe estar cambiando en la Vuelta a España para que no se hable de que no vienen Contador, Froome, Quintana o Wiggins y sí de las primeras etapas o de algunos nombres. Sin duda, el ciclismo patrio está en época de transformación. Mientras La Vuelta parece cambiar a mejor y empieza a lograr una personalidad propia, otros se van, como el Euskaltel. Los de naranja tienen tres semanas para acabar de convencer al público de que su marcha es injusta y de que se les echará en falta. Este año más que nunca, una victoria de etapa es su gran objetivo, más allá de lo que pueda hacer Samuel Sánchez en la general.

El podio parece coto privado de Alejandro Valverde, Joaquim Rodríguez y Vincenzo Nibali. El italiano llega fresco de piernas y maduro de cabeza. Los españoles ahorraron cuanto pudieron en el Tour en cuanto vieron que Froome era inalcanzable. Nibali tiene, a priori, el equipo más fuerte, pero el murciano y el catalán corren en casa; y eso cuenta mucho. El recorrido es apto para los tres, con puertos pequeños y explosivos, por una parte, y con finales en alto tras maratonianos puertos que hay que subir con la cabeza fría y cadencia, por otra.

Por los vítores y agasajos de Madrid también pelearán otros como Ivan Basso, Michele Scarponi, Sergio Henao -con su compatriota Rigoberto Urán como gran aliado-, Roman Kreuziger y Samuel Sánchez. Los italianos quieren poner el broche de su oro a temporada; el colombiano, demostrar que también puede ser un ídolo en su país como lo fue Quintana en el Tour y el checo, aprovechar su gran oportunidad ahora que no tiene a Contador cortándole las alas.

'Samu', al igual que David Arroyo aportarán esa lucha épica de quien compite sin una escuadra de tanto nivel como la de los rivales. Si Euskaltel quiere despedirse a lo grande, Caja Rural quiere destacar para lucir el nombre de su patrocinador en la cita que llevan esperando todo el año.

La remesa de nombres la completarán, para empezar, los pocos esprinters que han venido a España. Farrar, Gerrans y Clarke parten como grandes favoritos en los finales apretados. Apenas seis oportunidades de alzar los brazos sonrientes tendrán. Con tan poco botín, se entiende que haya poco pirata merodeando este año La Vuelta.

Igual de pobre será la recompensa para los expertos batalladores contra el crono. Sólo dos días podrán demostrar su valiez en este tipo de pruebas. La primera hoy, sábado, en la contrarreloj por equipos. La segunda en el ecuador de la carrera, en una etapa de 38 kilómetros en Tarazona.

Una edición más, la montaña será la reina -malvada para muchos y amada por aquel que gane- que decida todo. Once finales en alto contemplan el recorrido. De todos los tipos, colores y sabores. Desde aquellos ideales para los hombres de la general, hasta aquellos en los que una fuga numerosa tendrá oportunidades de victoria. Con puertos largos y tendidos y con puertos cortos y explosivos. Habrá días infernales con muchos kilómetros y mucho desnivel y días donde la etapa sólo se complicará al final.

Se subirán puertos como el Alto de Hazallanas, el Collado de la Gallina, el Peyragudes, el Formigal o el Peña Cabarga, pero el que parece estar condenado a dictar sentencia definitiva es el Angliru, situado a las puertas de Madrid, en la penúltima etapa.

Estos días, y otros de media montaña, serán ideales para que hombre como Gilbert, Mollema, Ten Dam (los dos holandeses tras completar un fantástico Tour), Betancur, Txurruka, Nieve, Flecha, Moreno, Pozzovivo o Martin hagan su aparición estelar y fugaz. Y lo mejor de todo es que la carrera será tensa desde el inicio. Ya el domingo, y con las piernas aún adormiladas, el pelotón llegará al Monte do Groba, un primera categoría de once kilómetros donde no se ganará la Vuelta pero sí se puede perder.