Brexit: siete días que hicieron temblar al Reino Unido y a Europa

Hace una semana, el pasado jueves, los británicos acudían a las urnas para pronunciarse sobre la salida de su país de la Unión Europea, con un desenlace que hizo temblar a su país y al continente.

El Brexit (salida) se impone con el 51,9% de los votos, culminando una agresiva campaña centrada en la inmigración y marcada por el asesinato de la diputada laborista Jo Cox, pro-europea, a manos de un hombre que profirió consignas ultraderechistas. El Reino Unido será el primer país en abandonar el proyecto de integración europea desde su nacimiento en los años 1950.

El viernes, los resultados toman por sorpresa a los inversores y las bolsas se hunden. La de Tokio pierde 7,92%, la de París 8,04%, la de Fráncfort, 6,82%. Londres pierde 3,15%, limitando los daños, pero la libra esterlina cae a su cotización de 1985. Wall Street cae, pero resiste al pánico (Dow Jones -3,39% y Nasdaq -4,12%).

El lunes prosiguió la tendencia, pero entre el martes y el miércoles la bolsa de Londres consigue recuperar lo perdido en la sangría.

El primer ministro David Cameron, que abogó por permanecer en la UE, anuncia su dimisión el viernes, aunque seguirá en funciones hasta que el Partido Conservador elija a su sucesor el 9 de setiembre. "Los británicos tomaron una decisión clara (...) y creo que el país necesita un nuevo líder", afirmó.

"La UE está acabada, la UE está muerta", se congratuló Nigel Farage, líder del partido anti-inmigración Ukip. En el otro extremo, reina la amargura. "¡Es un jodido desastre!", exclama un empleado de la City, el distrito financiero. "Afecta al modo en que nos ve el mundo", lamenta una londinense.

Más de 4 millones de personas habían firmado este jueves la petición al Parlamento para que se convoque un segundo referéndum.

Se producen los primeros ataques racistas, principalmente contra la comunidad polaca. Una escuela de Huntingdon (centro de Inglaterra) a la que acuden muchos niños de origen polaco, amanece rodeada de pasquines tildando de parásitos a los polacos, y en el centro cultural de esta comunidad en Londres se ve una gran pintada insultante en su puerta. David Cameron condena los ataques y promete reforzar las leyes para evitarlos y castigarlos.

El lunes, Inglaterra es humillada en el campeonato de Europa de fútbol (Eurocopa-2016) al ser eliminada por la modesta Islandia (2-1) en octavos de final del torneo, que se celebra en Francia.

El martes, los diputados laboristas aprueban, por 172 votos a 40, una moción de censura contra su líder Jeremy Corbyn, al que reprochan no haber hecho lo suficiente para retener al país en la UE (un 37% del electorado laborista votó a favor del Brexit).

Corbyn se aferra al cargo, y hasta Cameron le pide que dimita, visiblemente irritado por la poca ayuda que recibió de él durante la campaña: "¡Por dios, hombre, váyase!", le lanza en el Parlamento.

El martes 28 de junio, Cameron participa en su última cumbre europea, en la que reina un humor sombrío. Sus colegas evitan humillarlo "porque eso hubiera sido humillar al pueblo británico", en palabras del presidente francés, François Hollande.

Al día siguiente, los 27 países restantes de la UE dejan a los británicos al margen de la segunda jornada de la cumbre para discutir la estrategia negociadora en la ruptura, que se activará oficialmente cuando Londres lo solicite.

"Decidida" a defender el lugar de Escocia en la UE, la jefa del gobierno regional escocés Nicola Sturgeon amenaza con convocar un referéndum de independencia y va a Bruselas a hablar directamente con la Comisión Europea. Su presidente, Jean-Claude Juncker, la recibe pero avisa de que el asunto escocés es un tema interno británico.

El 62% de los escoceses votó a favor de seguir en la UE.

kd-al/es

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