Henry Garay, economista que formó parte de la comisión de expertos encargada de diseñar un plan de desarrollo económico para el entorno del Parque Nacional de Doñana, se ha mostrado convencido de la necesidad de que las empresas que desarrollan su actividad en este entorno tengan "un costo adicional" por la posible afección de la misma en un espacio tan especial como el entorno de Doñana.
Así lo ha puesto de manifiesto en declaraciones a Europa Press Garay, el cual ha participado en el Congreso Internacional sobre Cambio Climático SOCC 2017, que ha acogido la capital onubense estos días.
De este modo, este experto en economía y materia ambiental ha recordado el trabajo realizado hace 25 años y ha analizado su vigencia a día de hoy. En concreto, como miembro del comité de expertos estudió la viabilidad de actividades como la agricultura y la caza en este entorno.
"Hace 25 años el escenario era alentador porque había un buen grupo de profesionales con buenas ideas y no había limitaciones por el recurso económico", ya que este plan estaba financiado por la Unión Europea.
La idea de dicho plan, según ha reiterado, es que el Parque Nacional es "intocable" y el mayor activo de la zona, por lo que consideraban que toda la actividad económica debe girar a su alrededor sin agredirlo.
"Hace 25 años había actividades compatibles con los propósitos de conservación", ha apuntado Garay, que ha lamentado que 25 años después se planteen proyectos de gas o la actividad de grandes empresas agrícolas y que el agua siga siendo "el gran problema de Doñana".
A este respecto, ha afirmado que el cultivo de fresa "no estaba tan desarrollado como ahora", al tiempo que ha apuntado que esto genera un desequilibrio hídrico que hay que corregir.
En esta misma línea, este economista colombiano, que trabaja para el Grupo Blue Radio, ha matizado que hace 25 años "había comunidades locales con actividades artesanales", pero en la actualidad ha tomado más dimensión. "No está mal que las empresas desarrollen su actividad, pero se debería incorporar el coste de lo que supone para la Unión Europea mantener Doñana", ha puesto como ejemplo de la necesidad de cuidado y mimo que precisa la zona.
"El efecto de las actividades tiene que ser inocuo", ha dicho. "Cultivar en el entorno de Doñana debería tener un costo adicional por la afección que pudiera tener en el área protegida más grande e importante de Europa", ha enfatizado Garay.
Asimismo, ha apostado por impulsar actividades en la zona relacionadas con el sector servicios de manera sostenible y razonable. Ha explicado cómo esto se puso de relieve en las fincas con el turismo rural, así como ha subrayado que la caza permite la conservación de determinadas zonas y especies.
ACEITES ESENCIALES
De otro lado, Garay ha ensalzado la calidad de los aceites esenciales producidos en Doñana y "ya en su día se dijo que podría encadenarse con el ámbito farmacéutico". No obstante, ha indicado que 25 años después muchos de los productos de Doñana "siguen estando en la misma condición de anonimato comercial, cuando el reclamo del entorno de Doñana es increíble", ha continuado.
"No se vende el reclamo del Doñana cuando se trata de un espacio que, además de a los expertos en la materia ambiental, tiene que llegar al público y darlo a conocer como se merece", ha concluido.
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